Mucho me temo que
esta crisis que nos espera en pocas semanas, no es como las demás: esta es
diferente. Me informan de muy buena fuente que PDVSA no sabe cómo hacer para
garantizar el suministro interno de gasolina, gas doméstico, etc., mucho menos
el cumplimiento de los contratos de exportación de crudo. Nadie le quiere decir
a Chávez lo mal que estamos, pero voy a intentarlo.
Las plantas de
refinación requieren un constante mantenimiento que de hecho es tan caro, tan
caro, que muchos economistas han calculado que es más barato cada diez años
abandonar una refinería y construir una nueva, en vez de reparar la vieja.
Pues bien, las
plantas de refinación de PDVSA están casi acabadas, y pronto habrá que pararlas
para mantenimiento mayor, que de hecho las deja fuera de juego por unos meses.
El problema es que se requiere de muchos millones de dólares para el
“revamping” de una refinería, y PDVSA ni tiene los reales, no tiene crédito, y
las contratistas que podían hacer el trabajo mayor, como la Fluor, Bechtel o
quizás Sade, ni de casualidad van a venir a trabajar sin pago por anticipado,
ya que todo el mundo sabe que PDVSA no paga una factura desde hace muchos meses.
Dudo que las empresas
de ingeniería criollas como Tecnoconsult, y otras del mismo rango, tengan como
afrontar esos proyectos sin ayuda externa. Es decir, léanlo de nuevo: no habrá
plantas de refinación funcionando porque PDVSA ni tiene real ni tiene crédito
para repararlas. Como se dice en inglés: “a perfect storm”.
Pero es solo el
comienzo. El país tendrá que importar gasolina y gastar las reservas preciosas
de dólares para quemarlas con la gasolina más barata del mundo, en vez de
conservar esos dólares para comprar comida, ya que es más importante comer que
manejar, así que ni habrá comida ni habrá gasolina. Si alguien le dice a Chávez
que es imperativo multiplicar por cuatro el precio de la gasolina para asegurar
su uso más racional, este no quiere escuchar nada, porque sabe que ahí se hunde
su revolución. Así que no habrá gasolina porque los vendedores internacionales
van a pedir un giro de los reales por adelantado, no el usual “te pago en 30
días” que se le otorga a compañías solventes.
Los términos que se
le otorgan a PDVSA son estricto contado, ya que el mundo entero sabe que no
paga ni una resma de papel, y sus bonos se cotizan a 50% de su valor nomina, es
decir, la confianza en la capacidad de pago de PDVSA a largo plazo está
seriamente en duda, o descartada.¿Todo esto por qué?
¿Qué nos sucedió? Nos agarró la revolución, como le cayó la misma peste
comunista a Cuba, a Nicaragua, como le está cayendo encima al Ecuador, etc. Una
vez que entra el comunismo “mental”, todo se derrumba, porque la ideología
sustituye a la realidad. El comunismo es un problema psicológico antes que de
se vuelva un problema político. El afectado por el virus cree, con seriedad,
que se puede repartir pan sin producirlo, arroz sin sembrarlo, vender gasolina
sin tener refinerías, o refinar petróleo sin ingenieros, solo con “comisarios
políticos”. Esa nube mental es lo que acabó con la URSS, lo que tiene postrada
a Cuba, lo que tiene contra la pared al Ecuador.
Es la peste negra que
le cayó a Venezuela, y que ahora, gracias a una recesión económica mundial, nos
afectará antes de lo esperado. El país votó por Chávez, es verdad, no hubo más
fraude que el uso descarado de los dineros públicos para apuntalar la campaña
del tirano, pero fundamentalmente, Chávez vendió una idea: es posible vivir sin
trabajar, subir en la vida sin estudiar, sin esforzarse, etc. El señor que nos
gobierna vendió la idea imposible de que el estado puede mantener a la
población en estado de dependencia de subsidios, misiones, etc., en vez de
hacer lo que tiene que hacer: apoyar a la empresa privada y garantizar los
servicios públicos, nada más.
En vez de eso, la
expropia y la persigue. Pero ya vemos como en Caracas asesinan a una persona
por hora, mucho más que en Bagdad, en Kabul o en Gaza, así que el más
importante de los servicios públicos no se presta: la seguridad. Todo viene de
lo mismo: la falta de seguridad y la quiebra de PDVSA son causadas por el mismo
virus cerebral, llamado “socialismo bolivariano”. El culpable es Chávez, nadie
más, y Fidel Castro, quien ha pervertido tanto a la población cubana que, muchos
de los que llegan a Miami escapando, se regresan
a Cuba porque en los EEUU hay que trabajar y eso no les “entra en la cabeza”.
No es broma. Cuando
me lo contaron yo tampoco no lo podía creer. El socialismo es el enemigo
público número uno de Venezuela, y del mundo. Acabar con esta peste una
cuestión de salud pública, este virus mató este fin de semana 60 personas en la
capital, mucho más que la malaria, el ébola o cualquier otra epidemia del África
y esto es muy lamentable ya que podemos hacer nada hasta dentro de cuatro años
y lamentablemente ser muy pero muy tarde para nuestro amado país…
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