martes, 7 de noviembre de 2017

Venezuela esta en Default

Las sanciones adoptadas por Estados Unidos contra Venezuela degradaron la ya crítica situación económica del gigante petrolero y aceleran el proceso de default de pagos de su deuda, que podría ocurrir esta semana, coinciden expertos.

El último paquete de medidas anunciado el 24 de agosto se complementa con el que había sido lanzado en julio, y tiene por objetivo cortar los financiamientos a Venezuela al bloquear el acceso a divisas extranjeras, ya que Washington considera “inaceptable” al gobierno de Nicolás Maduro.

“Las sanciones financieras implementadas en agosto son más significativas porque interrumpen toda nueva inversión directa en el país”, dijo Shannon O’Neill, del Consejo de Relaciones Exteriores, un influyente centro de análisis estadounidense.

Venezuela tiene gigantescas reservas petroleras pero es un país pobre en liquidez. “Sus reservas internacionales ascienden e 9.700 millones de dólares, siendo que su deuda externa se eleva a casi 110.000 millones”, apuntó por su parte Edward Glossop, economista de Capital Economics, en una nota publicada el lunes.

De esa forma las sanciones “aumentaron la presión sobre Nicolás Maduro, ya que torna casi imposible garantizar el acceso a financiamiento”, dijo a la AFP el economista Andrés Abadia, del grupo Pantheon Macroeconomics.

Por fuerza de las sanciones estadounidense, se torna muy difícil también para Venezuela vender obligaciones en el sistema financiero estadounidense. De esa forma el gobierno queda aislado y “la propensión de los inversionistas internacionales en adquirir la deuda del país disminuyó”, indicó Abadia.

Citgo, una compañía petrolera venezolana basada en Estados Unidos, donde actúa en el segmento de refinado y tiene puestos de venta de gasolina, tampoco puede enviar dividendos o beneficios a Caracas.

“En cualquier momento”
De acuerdo con Abadia, Venezuela enfrenta no sólo una caída de su producción petrolera (-10% en un año) con la posibilidad de “un colapso total de la economía, y su inflación es ahora la más elevada del mundo”, estimada en 1.000% este año y que podría alcanzar los 2.000% en 2018.

En ese cuadro, “los riesgos de un evento caótico de crédito son significativos en cualquier momento”, añadió.

Por su parte, Glossop apuntó que ese desenlace podría ocurrir “hasta el fin de esta semana”, a menos que la estatal petrolera Pdvsa y el gobierno “cubran pagos no efectuados recientemente que suman 500 millones de dólares”.

Hasta ahora, el gobierno venezolano ha operado para evitar el cese de pagos al asumir como prioritario abonar vencimientos inmediatos dejando de lado las importaciones de alimentos y medicamentos.

En este escenario, con relación a la reestructuración de la deuda anunciada el viernes por el gobierno, los economistas apuntan que podría estar comprometida a la vista de las circunstancias políticas.

El presidente Maduro ha puesto al frente de esa delicada misión a su vicepresidente, Tarek el Aissami, quien también es objeto de sanciones específicas por parte de Washington, que lo acusa de corrupción y relaciones con el tráfico de drogas.

Para el profesor Robert Kahn, de la Universidad Americana, en Washington, la única salida a esta crisis es un cambio de gobierno.

“Es necesario un cambio en el liderazgo”, dijo. “Es necesario nombrar personas que no sean objeto de sanciones, que están dispuestas a reducir la presión sobre la población y reformar la economía”, añadió el académico.

En ausencia de un cambio, advirtió, Maduro tendrá dificultades de convencer a los acreedores, ya que las sanciones de Washington prohíben a ciudadanos o bancos estadounidenses adquirir nuevas obligaciones venezolanas o de la estatal Pdvsa.

El lunes, la agencia de calificación Moody’s rebajó la deuda de PDVSA de Caa3 a Ca, una decisión que refleja el impago de obligaciones del 2 de noviembre y la “expectativa” de la agencia de que la petrolera caerá en default en otras deudas “en el corto plazo”.


Y aún si Rusia y China, los dos principales acreedores, arrojan un salvavidas a Venezuela, los mercados deberán rechazar los papeles no emitidos en dólares autorizados por la poderosa Asamblea Nacional Constituyente.

Breves sobre política y políticos...

Era impensable a comienzos de uno de los julios más tormentosamente políticos de la historia del país, cuando se vivió la esperanza cierta de que Venezuela se dirigía a derrotar al más siniestro experimento dictatorial del marxismo tardío, el “Socialismo del Siglo XXI”, que la organización que lideraba aquellos acontecimientos, la “Mesa de Unidad Democrática”, MUD, se retorciera hoy hecha pedazos, en vías de desaparecer y acusada de ser la causa de que la dictadura se mantenga en pie.


¿Qué sucedió y por qué en apenas 120 días (lo que tarda en pulverizarse cualquier aumento de precios y salarios) la oposición y la MUD experimentaron un hundimiento tan repentino y abismal, una caída de proporciones tan colosales y definitivas que, otra vez, hacen depender la salvación de la República de la inviabilidad del sistema, de las irrefrenables tendencias suicidas de régimen y de una sociedad civil que, si no tira la toalla, es porque ya no se encuentra tal artículo de lujo a lo largo y ancho del país?
La respuesta, desde luego, solo se encuentran en una realidad que, solo después del 15 de octubre se hizo evidente, pero que fue durante mucho tiempo denunciada de dentro y fuera de la MUD, pero para ser ignorada, bien por quienes querían autoengañarse o por los que sentían cómodos con una política que saltaba en horas de la calle a las urnas, o de la confrontación a la coexistencia y la paz.

Nos referimos al problema de la “Unidad” (así, con mayúsculas) que, jamás fue planteado ni resuelto en una coalición de partidos, -dispersa como corresponde a toda formación democrática-, y por tanto, propensa a caer en las trampas que la dictadura tenía a granel y manejaba con sapiencia maquiavélica, cada vez que sentía que una unión de partidos sólida y con un apoyo popular incontrastable, contenían la fórmula para ponerle fin.
Sin embargo, detecto, esencialmente, las claves para el colapso de la MUD, en el choque de dos partidos surgidos de una división de “Primero Justicia”, que conservó a la formación original fundada por Julio Borges y Henrique Capriles y dio origen a una nueva, bajo el liderazgo de Leopoldo López, el cual, a su rechazo de la “vieja política”, alimentó profundas reservas con dirigentes emblemáticos de la “nueva”.

Atribuyo a la separación de estos líderes, Julio Borges, Henrique Capriles y Leopoldo López, gran parte de los éxitos que la MUD comenzó anotarse a partir del 2008, pero también muchas de sus tribulaciones, porque se perdió la coherencia y la unidad entre los hombres llamados a renovar la política venezolana.
No era poca cosa, pues de ello dependía la captación de más y más adeptos para la causa de la democracia y su organización para librar las batallas que empezarían a acorralar y terminarían derrotando a la dictadura.

Pero ese fue solo uno de los problemas de la llamada “nueva política” -y quizá el menos importante-porque otro que resultaría demoledor para los partidos que nacían con el “destino manifiesto” de sacar de juego al populismo en sus versiones adeca, socialcristiana y chavista, fue no encontrar un acomodo viable en las únicas ideologías disponibles para renovadores del siglo que terminaba y del que empezaba: el liberalismo y el neoliberalismo.
Si se revisan, en efecto, las ideas que dan origen a tan importantes organizaciones de la política nacional de los últimos 20 años, notamos que, tanto “Primero Justicia”, como “Voluntad Popular”, se definen “democráticas” a secas, evitando precisiones de los lados del liberalismo o el neoliberlismo, pero dejando la puerta abierta para que la llamada “economía social de mercado” (muy querida al excandidato presidencial y exSecretario General de Copei, Eduardo Fernández), -en cualquiera de sus versiones, socialdemócrata o socialcristiana-, se colara en sus filas.

Pero hay más todavía: “Primero Justicia”, está continentalmente asociado con la “Organización Demócrata Cristiana de América, ODCA”, rama a su vez de la Internacional Demócrata Cristiana europea, ambas militantes del “humanismo cristiano, y “Voluntad Popular” se afilió desde sus inicios como miembro de pleno derecho de la “Internacional Socialista”.

Ahora bien, hablamos de organizaciones mundiales filosóficamente equidistantes de los extremos, del socialismo stalinista, de un lado y del liberalismo y el neoliberalismo, del otro, que juzgan intolerables, porque la primera impone la dictadura del Estado y la segunda del Mercado.

En otras palabras que, al irnos a las raíces ideológicas de los dos partidos que se autodefinen como los emblemas de la “nueva política” venezolana, nos topamos con la izquierda, o cierta clase de izquierda que, bien puede emparentarse con el “humanismo cristiano” (muy de Capriles) o de socialdemocratismo light, que se hace sentir mucho en los escritos de Leopoldo López.

Con lo dicho, no queremos entrecomillar, ni desmeritar a los fundadores de “Primero Justicia”, ni de “Voluntad Popular” en su lucha contra la abominable dictadura de los Castro, los Chávez y los Maduro, sino llamar la atención sobre cierta incapacidad para calar en su exacta naturaleza y hacer los esfuerzos necesarios para que tal monstruosidad no cayera sobre Venezuela,

Pero no calar en la naturaleza del enemigo, significa también no calar en la naturaleza de los aliados, y eso es exactamente lo que sucede en la MUD, cuando, organizaciones levemente “humanistas cristianas” y levemente “socialdemócratas”, se unen con partidos agresivamente socialdemócratas, keynesianas y estatólatras como Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, y “Avanzada Progresista”, “viejas”, en el sentido de que masticaban pero no tragaban a las “nuevas”, lideradas por “tres viejos zorros”, en capacidad de engullirse aves de “vuelo bajo”, mientras las manipulan zamarramente con fines no siempre abiertos ni confesos, como pudo verse en el abandono de la calle a finales de julio para irse a la derrota segura de las regionales y, ahora, cuando hablan de unas primarias para elegir el candidato que derrotaría a Maduro en las presidenciales.

Es curioso que ni Ramos, ni Rosales, ni Falcón pongan acento en la que debería ser la única política viable y auténticamente democrática y antidictatorial de la oposición, como es la defensa y fortalecimiento de la Asamblea Nacional como recurso constitucional para anular y descalificar la espúrea ANC, desarticular y denunciar al CNE como un gestor de fraudes y regresar a la calle para reiniciar la lucha que no espere por el fraude del 2018, sino que de una vez derroque al dictador.

No, los “tres tristes tigres” del neopopulismo, el keynesianismo y la socialdemocracia dan por sentado que Maduro está firmemente establecido como el dictador de Venezuela y lo que queda es ganarle algunos alcaldías, mientras lo convencemos de que juegue limpio para el 2018 y nos permita derrotarlo en las presidenciales.

Quiero aclarar que esta tesis también se la oí alarmado a Julio Borges en un programa de televisión y al Secretario General de “Voluntad Popular”, Juan Andrés Mejías, como si al fabricante de los fraudes del 30 de julio, el 15 de octubre, y del próximo 10 de diciembre se le fuera a convencer por otra vía que no sea la fuerza, de que Venezuela no es un laboratorio donde se puede fraguar fraudes impunemente y que más temprano que tarde tendrá que dar cuenta de sus crímenes.

Dependerá por supuesto de la decisión del pueblo de salir cuanto antes a la calle y de los auténticos partidos democráticos del país de renovarse mientras se separan de la simiente mala, dañada y perversa.

Tambien debo decir que me siento traicionado y sumamente triste al ver como la confianza que deposite en este grupo de la MUD el cual pense que eran mis amigo y compañeros de lucha para lograr restablecer en nuestro pais el estado de derecho , entre otras cosas, se ve muy claramente como han traicionado aquellos ideales con los cuales soñamos y nos unieron en un principio de esta lucha para salir de Chavez y resulta que sus intereses personales han estado siempre y estaran en sus bolsillos y el pueblo que se lo lleve el rio.


No me retracto de mis comentarios y hechos ya que los volveria hacer en razon de liberar a mi pueblo, pero si me siento traicionado con la actitud de aquellos que pensabamos que eran nuestra opcion para salir del atolladero en el que nos encontramos.


La Muerte de la MUD

La muerte de la MUD mostró la traición de los partidos políticos del siglo XX, la descomposición en el liderazgo político, una brutal desconfianza del ciudadano y un Ambiente Político Real caracterizado por la inexperiencia de operadores políticos que deberán transformarse en verdaderos líderes.

 La muerte de la MUD, ahora y después del viernes 3 de noviembre, muestra a un régimen autocrático militarista acorralado que intenta una huida hacia adelante como resultado de la presión internacional, a tal extremo que pudiera condicionarlo a un default mientras que a lo interno, el hambre y la miseria exponencial delatan la posibilidad cada vez más cercana de una explosión social.

La muerte de la MUD, entonces, hoy dibuja a un régimen que trastabillea e intenta, por ser autocrático-militarista una huida hacia adelante y en su desesperación, de manera perversa, ordena la destrucción de la AN para lo cual de forma cobarde, usando la infra-política demanda el apoyo de un Partido Político en Armas inmoral que acepta que se le emplee como Gobierno Cívico-Militar los viernes de cada semana. Esas maniobras pudieran colocar a Venezuela como una sociedad en calamidad político-social. Calamidad político-social entendida como el infortunio y desgracia creada por el post-chavismo, generador de tribulaciones y conflictos en la sociedad venezolana, hasta colocar al país a nivel de la hecatombe, del desastre. Calamidad político-social que va aumentar, necesariamente, la observación internacional y el rechazo de múltiples gobiernos a esta tiranía cobarde del hiato Maduro-Padrino.

Esta calamidad político-social como desgracia es lo que pretende este régimen acorralado que no tiene forma para desdibujar la tiranía, no tiene manera de conseguir recursos monetarios, no tiene aliados ni en América ni en el mundo, y en lo que se refiere a China y Rusia, tendrán estos países que pensarlo bien frente a la calamidad político-social que promueve el bestiario militarista. Bestiario militarista que se aprovecha del dolor, de la necesidad y la penuria de la mayoría de los venezolanos. Así el bestiario como gobierno no puede entender a nuestro millares de jóvenes hambreados que no pueden asistir a la escuela, mucho menos a las múltiples madres heroínas que no tienen como elaborar el sustento diario para la familia, y a los millones de hombres que viven en situación de vergüenza mientras el régimen autocrático militarista disfruta de la mieles del poder y, sobretodo, de la corrupción y de la conducta gansteril asociada a la droga.

La calamidad político-social muestra como un régimen acorralado, apoyado por el Partido Político en Armas como Gobierno Cívico-Militar, intensifica una perversa guerra psicológica, enfermiza, primitiva, incrementa la persecución en múltiples direcciones hacia los venezolanos y persigue al cuerpo de Diputados. El bestiario militarista se afinca en la calamidad político-social y se muestra como gobierno, empleando la peinilla y el machete, e imponiendo la fuerza para aumentar la desgracia y el dolor de un venezolano común y corriente que no tiene trabajo, que no consigue alimento, que no recibe asistencia médica y que, además, quedó sujeto al fraude electoral del 15-O creando una enorme frustración en quien hasta ahora había defendido el voto como un modo de participación política contendiente.

La calamidad político-social hace que los demócratas tengamos que entender definitivamente que el CNE, junto al Plan Republica y el dominio de los medios de comunicación, no garantiza un proceso electoral de acuerdo a lo establecido en la Constitución, en especial en su artículo 2 de la Ley de Procesos Electorales. La calamidad político–social obliga, entonces, frente a este régimen acorralado en huida hacia adelante a fortalecer el comportamiento ciudadano para construir un respuesta frente a la creciente ingobernabilidad. La calamidad político-social que llena de dolor a los venezolanos es quizás el factor que explica una frustración frente a la política doméstica, una ausencia total de gobierno, una desintegración de la AN y, frente a todo esto, al bestiario militarista como gobierno cívico-militar en la peor situación política del país.


La calamidad político-social en Venezuela llama, aún en su dolor, a la ciudadanía que es quien decide haciendo uso de la resistencia civil para enfrentar la conflictividad. La calamidad político-social tendrá que construir una respuestas alrededor a los más altos valores del venezolano, entendiendo la desgracia política que se ha encumbrado desde el golpe de Estado del 4-F y 27-N. La calamidad político-social que hoy vive Venezuela es el producto de un grupo de uniformados, en concordancia con el marxismo-leninismo derrotado en 1973, hicieron las paces para reflotar la locura del marxismo en América Latina.

 Léase la calamidad político-social reconoce la combinación criminal del castrismo conjuntamente con unos inescrupulosos golpistas, que entendieron y entienden que las bocas de fuego podrían servir para lograr un cambio social en la Republica… Esos barbaros deben saber que destrozaron la República, que lo que hay es hambre y miseria, pero además de eso -mucho más importante- hay aún con la calamidad político-social que padecemos una mayoría de hombres y mujeres que no están dispuestos a permitirle al régimen acorralado en su huida hacia adelante, que puede lograr atornillar a la barbarie del socialismo a juro en América Latina.

domingo, 27 de agosto de 2017

Epidemia de Demencia


La dictadura de Nicolás está muerta. Los venezolanos lo hemos decidido, así también América Latina y el Mundo. La estrecha vinculación del régimen con las fuerzas más nocivas de la modernidad: narcotráfico, terrorismo y corrupción, la estigmatizan y marginan como los criminales que son. En este momento al chavismo sólo lo sostiene la delincuencia.

Las condiciones de vida empeorarán. No hay manera de que los despreciables bandidos que nos han secuestrado permanezcan en el poder. Tratamos de salir de ellos por las buenas y no lo logramos. Otros lo harán por las malas. Es inevitable.


¿Tarde o temprano?
Si una décima parte de lo que ha dicho la oposición venezolana sobre la dictadura chavista es cierto, es decir, si las acusaciones de violadores de derechos humanos, si son socios del narcotráfico continental, si lavan dinero y son el régimen más corrupto de la historia de Venezuela, si su alianza estratégica mundial es con las FARC, Hezbolá y todas las fuerzas terroristas del planeta, si todo eso es cierto o al menos una pequeña parte, en Venezuela tarde o temprano habrá una intervención militar para deshacerse de la perniciosa y deplorable autocracia.

No la habrá porque un puñado de venezolanos lo ruegue o lo solicite por internet, la habrá porque todas las democracias del mundo la impondrán. La perversión del chavismo se ha convertido en una amenaza incontrolable para el mundo civilizado. La tienen que parar. Y la pararán.

Los militares que se han unido y han amparado la descomposición total del Estado venezolano o han fungido como tontos útiles del chavismo serán los primeros arrasados, su destino es negro. No creo que sólo habrá cárcel para ellos, la mayoría tendrá que combatir y serán sembrados en el camposanto en su delirante defensa de Cilia, Nicolás, Diosdi, de los narcosobrinos, del bobezno hijo de Nicolás y de los carteles de la corrupción y el narcotráfico.
Algunos oficiantes del crimen histórico salvarán su pellejo porque comprenderán a tiempo que luchar por esa manada de atracadores no vale la pena: el crimen no paga. Huirán, no creo que se rebelen. Sus familias y sus propias vidas contarán, como es lógico, más que las vidas de Delcy o Jorge “la hiena” Rodríguez o la del corrupto Vladimir Padrino (y su mansión en Europa).
Pero la mayoría, de seguir la narcodictadura como va, tendrá que enfrentar no amenazas ni señalamientos diplomáticos, tendrán que verle el rostro a los escupitajos de fuego que lanzarán ejércitos entrenados sobre sus cuerpos ateridos de miedo mientras murmuran: Patria Socialista o muerte.

Hablando de Muerte
Los países de la región, no sólo los Estados Unidos, han anunciado una serie de sanciones individuales contra los chavistas que han cometido violaciones graves a los derechos humanos, contra los corruptos, los narcotraficantes, los lavadores de dinero y los asociados con el terrorismo.
Dichas sanciones, insisto, individuales, buscan aislar a perniciosos personajes de la vida política venezolana, identificarlos y someterlos al escarnio público. Representan medidas diplomáticas preventivas. Por ahora, son acciones administrativas, no balas ni bombardeos ni tanques. Sutiles llamados de atención que en el peor de los casos sólo le quitó una parte de su patrimonio -500 millones de dólares- al narcotraficante como Tarek el Aissami.

Que personajes de oposición después de acusar al régimen de todo lo que lo acusan, ahora señalen que están en desacuerdo con las sanciones es digno de manicomio. Nadie se lo explica ni lo entiende.
¿Será que lo que los opositores lo que buscan es una nefasta guerra?

No creo que todos los opositores estén vendidos ni que sean fichas del régimen. Estoy convencido de que también existen los lunáticos, los timoratos, los rendidos y hasta los ingenuos. No lo oculto, la verdad no puedo, pero a veces entretengo mi más cruel morbosidad escuchando las promesas electorales de los flamantes candidatos a gobernadores. Es un circo macabro que nos desternilla en una trágica risa.

¿En serio? ¿Hospitales? ¿Inversión extranjera? ¿Acabarán con la delincuencia? ¿Reactivar el aparato productivo? ¿Todos los derechos para todas las personas? ¿Todos?
El espectáculo es cinematográfico. Cunde en Venezuela una epidemia de demencia, una epidemia en la que nadie ha quedado a salvo ni quedará. Todos parecen infectados.

La dictadura está muerta, ¿será que la epidemia entre los opositores busca resucitarla con promesas electorales disparatadas y absurdas?

¿La hora cero terminó siendo la hora loca?

martes, 1 de agosto de 2017

El Fraude ya inicio

Finalmente, la dictadura madurista impuso su Constituyente. No sólo la llevó a cabo sino que la jornada concluyó a altas horas de la noche (como les suele gustar) con unos resultados que, si no fuera por lo trágico del momento, serían motivo de carcajada mundial.

El fraude, ya iniciado, con la propia convocatoria de la Constituyente, fue consumado.

Retorciéndose debe estar Chávez en su tumba (o donde esté "sembrado"...) al ver que los números dados por la descarada y penosa señora que hoy preside el organismo electoral, se parecen a los obtenidos en sus mejores épocas como candidato. Qué falta de respeto, diría, comparar sus "épicas" campañas con este mamotreto ilegal e ilegítimo inventado por sus sucesores.

Lo cierto es que transcurrido el evento, el régimen de Maduro, tal como hemos anotado en anteriores oportunidades, queda peor

que antes. Mucho peor. La estrategia de la huida hacia adelante fue un error. Vista la barrabasada, quisieron echarla para atrás. No pudieron, el costo político inmediato les era demasiado alto.

Hoy, esta Asamblea Constituyente de Maduro, Cabello, Cilia y camarilla asociada, es objeto de desconocimiento por la casi totalidad de las naciones de este hemisferio, incluyendo los Estados Unidos, los países pertenecientes a la Unión Europea y los más importantes e influyentes de Latinoamérica.

Aparte, como postre, la Casa Blanca ha decidido imponer sanciones directas a Nicolás Maduro como Presidente de Venezuela, con todo lo que ello significa, no sólo en lo que atañe a su persona y su familia, sino también en términos de las relaciones mundiales, en particular en lo financiero, pata de la cual particularmente cojea el régimen venezolano.

¿Qué es lo que viene? Pues la instalación de la farsa Constituyente cubana y el comienzo de toma de decisiones, bajo la forma de leyes o decretos constituyentes.

Maduro y su combo, durante estos meses, se han ido metiendo en peligrosas arenas movedizas. No quisieron abrir la posibilidad de verdaderas conversaciones orientadas a una salida lo más pacífica posible del poder.

Ahora se les hace tarde. Como todos sabemos, en las arenas movedizas mientras alguien más se mueve, más se hunde.

Y esto es lo que va a ocurrir de ahora en adelante. Los personajes de marras van a seguir moviéndose, en su ilusión de que van ganando la partida. Y lo que va a ocurrir realmente es que van a seguir hundiéndose.

Eventualmente, cuando les llegue el pantano al cuello, es posible que decidan pedir ayuda, presentando una propuesta potable de negociación.

O es posible que no.

Veremos. Las arenas movedizas no perdonan errores

Sanciones a Maduro . Fantasia o Realidad

El régimen chavista debe saber que su asalto al poder tendrá consecuencias. Como no podía ser de otra manera, la farsa organizada por Nicolás Maduro el pasado domingo en Venezuela ha obtenido un amplio rechazo internacional, empezando por los principales países de la región. Colombia, Panamá, Perú, Argentina, Brasil, México, Costa Rica y Chile han advertido que no reconocen la elección de una Asamblea Constituyente con la que Maduro pretende redactar una nueva Constitución a su medida y enterrar definitivamente a la democracia en su país.

 En términos idénticos se ha expresado la Organización de Estados Americanos. Perú ha convocado en Lima para el próximo 8 de agosto a casi todos los ministros de Exteriores de la región. Fuera de Latinoamérica, España, Estados Unidos, Suiza, el Parlamento Europeo y numerosas organizaciones no gubernamentales han recalcado su rechazo al montaje ideado por Maduro.

Es decir, numerosos Gobiernos, instituciones y organismos de países contrastadamente democráticos han condenado el desmantelamiento violento —desde el sábado por la noche se han producido al menos una decena de muertos, y más de un centenar desde que fueran convocados los polémicos comicios— de la legítima Asamblea Nacional venezolana elegida en diciembre de 2015. Incluso destacados simpatizantes del fallecido Hugo Chávez —artífice de la todavía vigente Constitución— consideran que Maduro ha traicionado el mandato que recibió y que ha provocado una ruptura irreparable con los 18 años precedentes de gobierno chavista en Venezuela.

Una ruptura en la que ni siquiera con las infladas cifras oficiales de participación —el Consejo Nacional Electoral (CNE) asegura que votó el 41,43% del censo mientras que la oposición rebaja ese dato hasta el 12%— se refleja que la mayoría de los venezolanos con derecho a voto decidiera participar en el proyecto de Maduro. De modo que el mandatario no goza de apoyo y credibilidad dentro ni fuera de su país.

Sin embargo, y como viene siendo habitual desde el comienzo de la crisis institucional y económica que arrasa Venezuela, esto no supone obstáculo alguno para que el gobernante chavista siga con sus planes autoritarios. Ahora Maduro amenaza con “tomar el mando” de la Fiscalía del Estado en una —otra— maniobra claramente ilegal de invasión del poder judicial por parte del Ejecutivo. En paralelo ha revelado que planea despojar de la inmunidad de la que legalmente gozan a los diputados opositores para someterlos a la justicia. Es decir: una llana y simple persecución y purga política.

No vale quedarse en lamentaciones ante el atentado a la democracia que se ha producido en Venezuela. Es necesaria una coordinada acción internacional que, sin dañar ni crear más dificultades al pueblo venezolano, haga sentir a los responsables del régimen que sus acciones no gozan de impunidad. Al contrario: van a tener importantes consecuencias personales. En este sentido, entre otras iniciativas, resultan particularmente acertadas las medidas de carácter sancionador contra las personas responsables de esta debacle. Maduro debe ser consciente de que no se saldrá con la suya.

Adios a la Democracia

Si alguien aún tenía dudas sobre la vía dictatorial que venía perfilando el proceso revolucionario venezolano, probablemente las disipó la noche del domingo cuando Tibisay Lucena , presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), anunció los resultados de la participación para la Asamblea Nacional Constituyente.

La cifra, así como lo reconoció con cinismo el presidente Nicolás Maduro en su alocución de victoria ante unos cuantos seguidores, fue sorprendente, inesperada y por lo mismo inverosímil, pues significó ni más ni menos que el poco carismático mandatario, en su peor nivel de popularidad y tras cuatro meses de una sistemática represión y la muerte de más de 100 manifestantes, logró increíblemente casi la misma votación que Hugo Chávez en la elección presidencial del 2012, en uno de sus mejores momentos de popularidad: 8,1 millones de votos entonces contra 7,5 de ahora.

Y así, mientras los datos de la oposición ubicaban apenas 2,2 millones de sufragios, el CNE anunciaba unas cifras de ensueño para Maduro, quien, con su constituyente plenipotenciaria, adelantó que levantará la inmunidad parlamentaria para “hacer justicia”, pondrá en orden la Fiscalía para sacar del camino a Luisa Ortega Díaz , la histórica dirigente de la entraña de Chávez que se ha opuesto a sus maniobras, e instalará lo que ha denominado el ‘Estado comunal’, una especie que no es del todo clara.

Parecían unos votos sacados del sombrero de Lucena, quien, ignorando lo que pasaba en las calles, se felicitó por unas elecciones tranquilas y sin traumatismo, como si no le hubieran dolido los 16 muertos que dejó la jornada y pusieron a esta elección en el lamentable primer lugar de las más violentas de la historia republicana del país.

Este inevitable salto al vacío del Gobierno se explica en la medida en que se percibe que ya no hay reversa en su proyecto, pues se entiende que si la cúpula chavista deja el poder, el destino para ellos será, inexorablemente, la cárcel o el exilio. En esa lógica, tienen que avanzar en un proyecto que les garantice impunidad mientras puedan resistir la formidable presión ciudadana y la vergüenza internacional, que a
yer subió un listón con la inclusión de Maduro en la lista de sancionados por el Tesoro de Estados Unidos y antes, por la decisión, tomada primero por Colombia y luego por otras naciones, de declarar su no reconocimiento de la constituyente o simplemente su condena a lo sucedido este 30 de julio, trágico para la democracia.

Maduro está, hoy por hoy, al nivel del sátrapa sirio Bashar al Asad , del eterno dictador de Zimbabue Robert Mugabe o del brutal líder norcoreano Kim Jong-un , todos sancionados directamente por Washington.

Pero, para varios observadores, esta constituyente puede ser para Maduro un tiro en el pie. Pues, bajo el liderazgo de Diosdado Cabello , esta asamblea superpoderosa podría, incluso, minar el mandato presidencial.

Tiempos oscuros vienen para Venezuela. Solo la resistencia digna y valerosa de su pueblo y, por qué no, la ajustada presión internacional harán que de este desastre que sembró Maduro brote la simiente de un nuevo país, por supuesto sin él.

sábado, 15 de abril de 2017

La salida está en la calle

En la batalla decisiva por América Latina, que se libra en Venezuela, las fuerzas democráticas han tomado ventaja. La narco-tiranía comunista ejercida por el gobierno títere está arrinconada.

1) No tiene apoyo internacional. Todos los países democráticos la condenan. La opinión pública mundial la rechaza.

2) No tiene apoyo popular. El pueblo está en contra suya por el colapso de la economía y la hiperinflación causante del empobrecimiento general.

3) Carece de legitimidad. Está vigente el acuerdo de la Asamblea Nacional fechado en octubre del año pasado que declaró roto el orden constitucional, lo que obliga a todos los ciudadanos, civiles y militares, investidos o no de autoridad, a restablecer su vigencia comenzando por desconocer la autoridad de Maduro.

4) La presidencia está constitucionalmente acéfala o vacante desde el 9 de enero cuando la AN declaró a Maduro en falta absoluta por abandono del cargo, convirtiéndose desde entonces en usurpador. Y lo seguirá siendo hasta que entregue el cargo a quien designe la AN para que lo ejerze durante 30 días, que es el lapso fijado por la Constitución para la elección del que deba ejercerlo hasta el 10 de enero 2019 cuando vencerá el período presidencial en curso.

5) También están acéfalos o vacantes los cargos ocupados por magistrados principales y suplentes del TSJ cuyos nombramientos fueron revocados por la AN el año pasado, teniéndoseles desde entonces como usurpadores.

6) La Iglesia Católica, poder fáctico, se ha definido contra la tiranía, y en forma categórica ha llamado a la lucha.

Al gobierno títere de Cuba, presidido por Maduro, sólo le queda de sostén el Alto Mando Militar, el poder fáctico armado. Pero el Alto Mando Militar es apenas la aristocracia de la FAN. Y las rebeliones de 1945 y 1958 demostraron el divorcio que suele existir entre esta aristocracia y la que podríamos llamar mesocracia militar, que son los cuadros medios con mando de tropa. En las actuales circunstancias falta únicamente que la mesocracia militar se sume a las fuerzas democráticas para ganar la batalla decisiva.

El modo de lograr su incorporación, como se demostró en 1958, es adoptar la estrategia de la desobediencia civil activa y masiva, para cuya dirección conviene constituir un comando estratégico integrado por los partidos de LA SALIDA y la sociedad civil. Hablo de los partidos de LA SALIDA porque son los probados no-colaboracionistas. Proclives a esta alianza veía hasta ahora a María Corina Machado y VV, junto con Antonio Ledezma y su ABP. Celebro ahora ver en esta misma línea al VP de Leopoldo López. Es lo que deduzco de las últimas declaraciones Freddy Guevara. Faltaría formalizar la alianza con la sociedad civil representada por los asociaciones de independientes que ya existen nacionalmente y en estados, municipios y parroquias.

Lo que uniría a todos es la consigna simple: LA SALIDA ESTÁ EN LA CALLE, pero la calle como expresión de la DESOBEDIENCIA CIVIL ACTIVA Y MASIVA, adaptada a una estrategia de combate cuyo fin sea definir victoriosamente la batalla decisiva con la alianza cívico-militar.

En una tiranía no se pueden dar instrucciones ni de estrategia ni de organización por los medios de comunicación social. En una tiranía la resistencia debe ser clandestina, las instrucciones secretas y las movilizaciones sorpresivas.

Adelanto únicamente que el enemigo no está preparado para la guerra de movimientos al estilo popular. Sus fuerzas se manejan al estilo clásico: actúan como en las batallas del siglo XIX. No actuemos nosotros del mismo modo.

Estudien ustedes las estrategias que aplicamos los del 58 contra la anterior tiranía y las aplicadas después por la primavera árabe y antes por Toledo en Perú. Ahí encuentran la guía para el presente.

Y, por último, asuma cada uno el liderazgo de su entorno (familia, vecinos, colegas, compañeros) y espere el llamado.
LIBERACIÓN NACIONAL...

@felixmatos77


Venezuela es la Siria de América Latina: muerte y destrucción

Lo que está sucediendo en Venezuela en los últimos días, tenemos que verlo con máximo cuidado, porque sus orígenes están aproximados sobre lo que sucedió en Siria al comienzo de la guerra civil. De hecho, en Siria desde el inicio de este milenio siempre hubo voces que denunciaban desempleo, corrupción, delincuencia y diversos males sociales, hasta que llegada esta década, concretamente el 2011, un grupo de adolescentes dibujaron sendas consignas revolucionarias en la ciudad de Deraa, ubicada al sur de ese país.

Tal situación fue severamente castigada con represión y maltrato hacia los adolescentes por órganos de seguridad del Estado, lo cual desencadenó múltiples protestas populares, muchas de ellas exigiendo el llamado a elecciones, lo cual obligaba a realizar cambios constitucionales, pero tales protestas generaron mayor represión, incluyendo asesinatos de civiles, lo cual recrudeció las protestas sobre el mandatario Bashar Al Asad, solicitando su renuncia del poder.

A partir de allí, las tensiones fueron in crescendo y Al Asad, tratando de disminuir los conflictos internos, llamó a un referendo en 2012 para realizar modificaciones a la constitución al punto que lo que era un sistema unitario controlado por el Partido Baath Árabe Socialista, fue sustituido por un sistema “multipolar” de partidos políticos. No obstante, en virtud de que el referendo se hizo con la presencia de un solo partido, Al Asad ganó tal consulta con el 89% de los votos, en un país en donde el voto es obligatorio, lo cual fue denunciado como farsa y estafa electoral por sus opositores.

Por otra parte, el nuevo sistema electoral, prácticamente en nada cambia el anterior “sistema republicano”, porque el mismo aprobó un período presidencial de siete años con posibilidad de dos reelecciones inmediatas, sin carácter retroactivo para el actual período constitucional, lo cual equivale a decir, que Al Asad, pudiera comenzar de cero (luego de estar en el poder desde el 2000), sí resultara electo en nuevos comicios.

Lo insólito del nuevo esquema de partidos, es que éstos sólo puede conformarse bajo la aprobación de las condiciones políticas, económicas, sociales y técnicas que les sean impuestas por el propio gobierno (¿secuestro de poderes?), y para ser candidato presidencial, entre muchas barbaridades, como el tener mínimo el apoyo de 35 parlamentarios, (con un poder legislativo en total control del actual presidente), también se exige haber vivido cuando menos los últimos 10 años continuos en el país (aunque sea sirio por nacimiento) y no estar casado con mujer extranjera (¿xenofobia o autodeterminación de los pueblos?).

Esa situación incrementó la violencia en Siria, lo cual originó la formación de grupos rebeldes sobre un amplio espacio del territorio, que derivó no sólo en una lucha de carácter político, sino de tipo religioso entre la mayoría sunita del pueblo contra la minoría chiita-alauita de Bashar Al Asad, siendo esta la razón fundamental, desde la perspectiva de muchos analistas, por la cual el conflicto adquirió dimensiones extraterritoriales.

Según el mediador del conflicto de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para Siria, Staffan de Mistura, para 2016 la guerra civil llevaba un saldo de unos 400 mil muertos¹, lo cual resulta un exabrupto para un país que debería tener para este momento en promedio poco más de 20 millones de habitantes, pero en cambio, cifras de organismos de derechos humanos, sitúan en más de 5 millones el número de desplazados hacia otras latitudes del llamado Oriente Próximo y Europa, fundamentalmente Turquía, y cuyas imágenes de semejante tragedia, quedaron corroboradas con la muerte de Aylan², aquel niño que murió ahogado y cuyo cuerpo apareció sobre una costa.

Por supuesto, el último de los escándalos más repudiables tiene que ver con el empleo de armas químicas en los cuales habría fallecido un número aproximado de 100 civiles, y en cuyos hechos se acusan de manera mutua tanto el gobierno de Al Asad como los grupos rebeldes, el primero acusando a Trump, con el propósito de buscar una injerencia de Occidente en el conflicto, (en el cual por cierto, Rusia juega papel estelar) y los segundos, como una aberración del gobierno por mantenerse en el poder al tratar con dichas armas de disuadir sobre la creciente oposición.

Lo que ocurre en Siria, aunado con el ataque que Trump ordenó sobre dicho país en el cual murieron por “error” 18 militares aliados de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, siglas en inglés)³, así como empleando el arma “no nuclear” más poderosa sobre Afganistán, supuestamente para atacar al mal llamado y autodenominado Estado Islámico (ISIS, también siglas en inglés), sin obviar que éstos últimos continúan con fuerte presencia en Irak, y el aumento de sus ataques terroristas en Europa y otras partes del mundo, en donde hasta Rusia (aunque lo niegue por razones políticas) también fue objeto de embestidas mortales en sus instalaciones de transporte masivo, configuran un complejo escenario en las tensiones geopolíticas mundiales, sin olvidar que Corea del Norte se encuentra en el ojo del huracán.

Ante tal realidad, considero que el viaje que realizó Maduro a Rusia, además de motivos económicos y por venta de nuestra petrolera, tiene que ver con la necesidad de asesoría política y la posible intervención de Putin, en caso de que nuestro presidente arreciara sus decisiones en contra de la población, decretando un estado de “conmoción interna”, lo cual suspendería cualquier evento electoral en el corto plazo y agravaría desde mi perspectiva la situación venezolana hasta los niveles de conflicto que se iniciaron en Siria.

Los últimos hechos ocurridos en Venezuela se parecen mucho a los que desencadenaron la guerra civil en la nación árabe. Desde el desconocimiento hacia la Constitución, burlando las elecciones, la represión y el asesinato de civiles por parte de cuerpos de “seguridad” del Estado, la quiebra de la economía, el desconocimiento del poder legislativo e incluso, curiosamente, aunque digan que les han dado “libertad”, el hecho que haya habido adolescentes detenidos en una confusa acción en contra del presidente. Todas son situaciones que coinciden con lo sucedido en Siria antes y durante el conflicto.

Maduro tiene en Siria el ejemplo más palpable para la destrucción total de un país. Sólo llamando a elecciones de manera inmediata con un cronograma electoral definido o una Asamblea Nacional Constituyente (la cual considero, sería la mejor opción) y con una observación internacional aceptada por todo el país es posible encontrar un cauce para abrir espacios ante la crisis política. ¿O será que Maduro quiere convertir a Venezuela en la Siria de esta parte de nuestro continente? A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

sábado, 18 de marzo de 2017

Democratas vs Estatocracia

La incapacidad extrema de Nicolás Maduro para el inicio de 2017 ha reproducido en Venezuela el establecimiento de la estatocracia –léase el ejercicio del poder del militarismo- en todos los campos de acción del sistema político venezolano. El militarismo, en consecuencia, empleando de manera primitiva la lógica vertical y por mandato, es el responsable de maltratar, ofender, perseguir y asesinar a ciudadanos venezolanos demócratas que sufren la dictadura de la estatocracia. La estatocracia es el sistema impuesto por el presidente difunto que, de manera atorrante y anclado en el imaginario político real, creyó que podía cambiar las significaciones imaginarias sociales del venezolano democráta.

La estatocracia es el instrumento del comunismo primitivo para ejercer el dominio sobre la sociedad empleando la fuerza, su capacidad logística y las funciones de canalización, comunicación y expansión del elemento armado sobre la sociedad. Sociedad venezolana que para el inicio de 2017 carece de un plan todavía de participación política contendiente que le permita, vía operadores políticos conscientes, entender la brutalidad y gravedad de la acción del cuerpo armado como actor central del régimen. La precedente afirmación muestra la dictadura –casi tiranía- de un régimen que no tiene frenos para amedrentar, perseguir y vejar al ciudadano convencido de que la Constitución pudiera protegerle.

La estatocracia en Venezuela a partir del 20 de Octubre, cuando el régimen negó el derecho del voto a la mayoría de los venezolanos y con mayor saña después de la declaración del abandono del cargo de Nicolás Maduro y la activación del Comando Anti-Golpe y Paz, va a mostrar la brutalidad del militarismo como gobierno. Todo esto jefaturado y encabezado por Padrino López, el cual ha hecho sentir en el cuerpo societal tal grado de persecución, violencia política y represión que la masa social democrática del 6D terminó por sentirse espantada, atemorizada, invadida por el pesimismo, lo cual pareciera que muestra un cambio en sus significaciones imaginarias sociales como consecuencia de la brutalidad de Padrino López y su militarismo.

Grave variación de las significaciones imaginarias sociales son las acometidas por el militarismo con el fin de debilitar el gen democrático del venezolano. Ese militarismo perverso es el mismo responsable que con cobardía planificó y ejecutó los golpes del 4F y 27N, y que ahora en funciones de gobierno militarista e ideologizado por el socialismo, privilegia su imaginario político real empleando el hiato fuerza-violencia para tratar contener y neutralizar en un ambiente de “inacción política” a la Venezuela que parecía inhibida por la violencia del militarismo a la participación política contendiente.

Fracasa, no obstante, la estatocracia y este militarismo impune en su objetivo cuando las fuerzas morales de la ciudadanía, ante la maroma inviable impuesta por el Nicolás Maduro de la renovación de los partidos políticos, actuó y participó con valor ciudadano creando tal conmoción que el militarismo se muere de sorpresa al ver como refluye el gen democrático. Gen democrático que se dispone, casi por la vía de un automatismo del imaginario social, a reconstruir su significación fundamental como lo es la Constitución, el voto, el derecho a participar y un valor moral extraordinario que es la prioridad de la democracia como forma de vida. Es decir, anticipa de una vez la participación de la revalidación de los partidos políticos la derrota de la estatocracia

Los demócratas todos, y más de los que votaron el 6D de 2015 exigiendo un cambio, han decretado desde ya que fortalecerán sus significaciones imaginarias sociales para contener la tiranía del narco Estado y responderle cívicamente y con coraje a la estatocracia. Las significaciones imaginarias sociales del venezolano no han cambiado ni cambiarán, ante la emergencia de la dictadura; por el contrario, crecerán como una especial energía para contener el sofismo del militarismo mediante una nueva tesis que explique la autonomía de la sociedad venezolana y su disposición cívica para reponer la democracia.

Los demócratas como actores del sistema político en Venezuela han sido quizás uno de los más importantes desarrollos alcanzados de manera plana como colectividad por los venezolanos, que no obstante la perversión impuesta fundamentada en el engaño del 4F y 27N de 1992, comenzarán a comprender que las significaciones imaginarias de los venezolanos están instauradas en su magma. Están instauradas en su trayecto antropológico y entienden las virtudes de la libertad política y social como la gran razón para contener las perversiones marxistoides, que no tienen espacio en el imaginario político de los venezolanos y, en consecuencia, crecerán y adelantarán acciones para la reposición de la democracia que tiene como símbolo la Constitución y los valores de la dignidad y ética, propia de una país del siglo XXI.

Trump, no mates a la OEA!

Justo cuando la Organización de Estados Americanos (OEA) está liderando los esfuerzos regionales para restaurar la democracia en Venezuela, el presidente Donald Trump está pidiendo al Congreso drásticos recortes en las contribuciones de Estados Unidos a organizaciones internacionales que podrían paralizar la institución.

Trump está pidiendo una reduccion del 50 por ciento en los fondos para la Oficina de Organizaciones Internacionales del Departamento de Estado, que paga las cuotas estadounidenses a las Naciones Unidas, la OEA y otros grupos internacionales y regionales, según reportó la revista Foreign Policy.

Los recortes serían parte de una reducción del 37 por ciento del presupuesto del Departamento de Estado. Al mismo tiempo, Trump está pidiendo al Congreso un aumento de $54,000 millones para gastos militares, dijeron funcionarios estadounidenses.

Dejando a un lado el hecho de que la diplomacia y el “poder blando” son mucho más baratos y efectivos que el gasto militar, los recortes propuestos por Trump difícilmente podrían venir en un peor momento para América Latina.

La OEA se ha convertido en la mejor opción de la región para restablecer la democracia en Venezuela después de que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, tomó la iniciativa de pedir a los países latinoamericanos que apliquen la Carta Democrática de la organización contra el régimen autoritario de Venezuela.

A principios de esta semana, Almagro pidió a los países miembros de la OEA que den al régimen venezolano un ultimátum de 30 días para convocar elecciones generales y liberar a los prisioneros políticos. Si Venezuela no cumple, los países miembros de la OEA deben suspender a ese país de la organización, dijo Almagro.

Las sanciones diplomáticas regionales son la manera más efectiva de ejercer presión sobre el gobernante venezolano Nicolás Maduro, ya que a diferencia de las declaraciones públicas de Washington –que Maduro puede desechar fácilmente tildándolas de “agresiones imperialistas”– las medidas de otros países le quitan legitimidad al gobernante venezolano en su propio país, me dicen diplomáticos latinoamericanos.

En los últimos años, las sanciones diplomáticas regionales provocaron la caída de gobiernos autoritarios en Perú y Honduras.

La OEA ya está operando con un presupuesto mínimo tras un recorte del 12 por ciento el año pasado. La organización se vería incapacitada si se ve obligada a someterse a una nueva ronda de recortes, me dicen funcionarios de la organización.

Estados Unidos aporta $50 millones anuales al presupuesto de la OEA, seguido por Brasil con casi $11 millones y Canadá con $9 millones. Pero las cuotas anuales de Estados Unidos a la OEA son minúsculas comparadas con los casi $ 3,000 millones en contribuciones anuales estadounidenses a las fuerzas de paz y a las agencias de las Naciones Unidas.

Con su presupuesto limitado, la OEA monitorea elecciones en toda la región –como las próximas elecciones del 2 de abril en Ecuador–, coordina esfuerzos regionales contra las drogas y la lucha contra la corrupción, e investiga abusos a los derechos humanos con su Comisión de Derechos Humanos.

“Sería un error terrible recortar el financiamiento para la OEA”, dice Roger Noriega, un conservador que dirigió la oficina de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado en la administración de George W. Bush. “Estados Unidos estaría diezmando la única organización que probablemente puede ayudar a Venezuela y a muchos otros países”.

Mi opinión: Es cierto que la OEA tiene sus propias contradicciones. Me cuesta entender, por ejemplo, por qué Almagro propone la suspensión de Venezuela de la organización y al mismo tiempo pide la readmisión de Cuba, una dictadura que no ha permitido elecciones libres en casi seis décadas.

Pero, más allá de sus contradicciones, la OEA de Almagro se ha convertido en un actor político muy positivo para la defensa de la democracia en el continente.

Todos sabemos que a Trump no le importa mucho la América Latina –su Departamento de Estado aún no ha nombrado a un funcionario a cargo de los asuntos regionales y la mayoría de las declaraciones de Trump sobre la región se han limitado a criticar a México y a los mexicanos– pero recortar los fondos de la OEA sería un gran error. Debería aumentarlos, en lugar de gastar más en armas y muros

La OEA de Almagro y el Jenga Venezolano...

El régimen chavista juega Jenga. Sí, Jenga, el juego de mesa que consiste en construir una torre con tres bloques de madera en cada piso, para luego seguir hacia arriba con piezas extraídas de los pisos inferiores. Se van colocando en la cima, lo cual desestabiliza gradualmente la estructura. Quien quita la pieza que produce el derrumbe del edificio, pierde.

El edificio de la democracia constitucional, esto es. Una a una, las piezas de dicha estructura han sido removidas por el gobierno mientras el juego continúa. Durante años, ha quitado el debido proceso, el derecho a la libertad de prensa, la independencia del poder judicial, la soberanía legislativa de la Asamblea Nacional, el derecho al disenso y la alternancia en el poder. Por nombrar unas pocas.

Pero gracias al desinterés de los otros jugadores, la ficción del diálogo y una respetable cantidad de colaboracionismo local e internacional, Maduro ha buscado—y sigue buscando—coronarse campeón de Jenga. Es decir, mantener el edificio en pie a pesar de sus cada vez más debilitados cimientos.

En mayo pasado, y por medio de un detallado informe, Luis Almagro desde la OEA le advirtió que el edificio era endeble y que, además, existía una directa relación causal entre el deterioro del mismo—o sea, la profunda degradación institucional—y la corrupción, la criminalidad, la pobreza y la crisis humanitaria.

Para tener una idea: la inflación es de 800%; el 52% de los venezolanos vive en extrema pobreza; la canasta alimentaria básica cuesta 15 salarios mínimos; el 73% de la población ha experimentado una perdida de peso de 8.7 kilos en promedio durante 2016; el consumo de proteínas ha caído; la mortalidad infantil es más alta que en Siria; y las redes sociales son farmacias virtuales donde se implora por las medicinas que los hospitales no tienen.

Pero Venezuela es modelo, dicen los funcionarios del gobierno. Almagro no lo creyó, ni en mayo ni ahora. En mayo su advertencia apeló al artículo 20 de la Carta Democrática. Ante una alteración del orden constitucional, el mismo instruye a los Estados miembros a “realizar una apreciación colectiva de la situación” y a “disponer la realización de las gestiones diplomáticas necesarias, incluidos los buenos oficios, para promover la normalización de la institucionalidad democrática”.

Pero allí siguió Maduro jugando Jenga. Y su movida siguiente fue quitar otra pieza del cimiento del edificio: el derecho al voto, nada menos. De eso se trata la clausura del referéndum revocatorio y la suspensión indefinida de las elecciones regionales. Sin el voto, el régimen ha perdido su legitimidad de origen, la última migaja de legalidad que le quedaba. Y tal vez la última pieza que sostenía el edificio.

Esta semana Almagro se despachó con otro informe invocando el artículo 21 de la famosa Carta. Ello porque ya no se trata de una alteración del orden constitucional, sino de una ruptura del mismo. Ante tal ruptura y el fracaso de las gestiones diplomáticas (tomemos al remanido diálogo como sinónimo de diplomacia: ¿alguien puede decir que no ha fracasado?) el artículo 21 dice que se podría suspender a dicho Estado “de su derecho de participación en la OEA” con dos tercios de los votos, mientras “la Organización mantendrá sus gestiones diplomáticas para el restablecimiento de la democracia en el Estado Miembro afectado”.

Del artículo 20 al 21, Almagro subió la apuesta. No solo al gobierno de Venezuela, también a los demás países de la región; a los que no se hacen cargo de la crisis venezolana como una crisis del hemisferio entero; a los que se niegan a reconocer que, sin la ayuda internacional que el gobierno rechaza sistemáticamente, la tragedia humanitaria será exportada bajo la forma de una oleada de refugiados; y a los que no entienden que la Carta Democrática, que Caracas tanto teme, es un instrumento de diplomacia preventiva.

Pero Almagro también le sube la apuesta a la izquierda latinoamericana. Esa izquierda desmemoriada, conceptualmente perdida, desconectada de su propia historia y normativamente a la deriva. Es que cuando solo quede la resaca bolivariana—y con perdón de Bolívar, figura de la historia puesto a hacer política hoy—el discurso de la igualdad, el supuesto socialismo y la democracia plebiscitaria ya no tendrá significado alguno. El edificio habrá colapsado, no habrá más Jenga por jugar.

Será entonces el momento de reconstruir los valores progresistas a través de una manera democrática de hacer política, y eso sobre las ruinas institucionales y económicas, pero también éticas e intelectuales, que queden detrás. Esa es la otra inversión, de largo plazo, de Almagro y la Carta Democrática.