domingo, 27 de agosto de 2017

Epidemia de Demencia


La dictadura de Nicolás está muerta. Los venezolanos lo hemos decidido, así también América Latina y el Mundo. La estrecha vinculación del régimen con las fuerzas más nocivas de la modernidad: narcotráfico, terrorismo y corrupción, la estigmatizan y marginan como los criminales que son. En este momento al chavismo sólo lo sostiene la delincuencia.

Las condiciones de vida empeorarán. No hay manera de que los despreciables bandidos que nos han secuestrado permanezcan en el poder. Tratamos de salir de ellos por las buenas y no lo logramos. Otros lo harán por las malas. Es inevitable.


¿Tarde o temprano?
Si una décima parte de lo que ha dicho la oposición venezolana sobre la dictadura chavista es cierto, es decir, si las acusaciones de violadores de derechos humanos, si son socios del narcotráfico continental, si lavan dinero y son el régimen más corrupto de la historia de Venezuela, si su alianza estratégica mundial es con las FARC, Hezbolá y todas las fuerzas terroristas del planeta, si todo eso es cierto o al menos una pequeña parte, en Venezuela tarde o temprano habrá una intervención militar para deshacerse de la perniciosa y deplorable autocracia.

No la habrá porque un puñado de venezolanos lo ruegue o lo solicite por internet, la habrá porque todas las democracias del mundo la impondrán. La perversión del chavismo se ha convertido en una amenaza incontrolable para el mundo civilizado. La tienen que parar. Y la pararán.

Los militares que se han unido y han amparado la descomposición total del Estado venezolano o han fungido como tontos útiles del chavismo serán los primeros arrasados, su destino es negro. No creo que sólo habrá cárcel para ellos, la mayoría tendrá que combatir y serán sembrados en el camposanto en su delirante defensa de Cilia, Nicolás, Diosdi, de los narcosobrinos, del bobezno hijo de Nicolás y de los carteles de la corrupción y el narcotráfico.
Algunos oficiantes del crimen histórico salvarán su pellejo porque comprenderán a tiempo que luchar por esa manada de atracadores no vale la pena: el crimen no paga. Huirán, no creo que se rebelen. Sus familias y sus propias vidas contarán, como es lógico, más que las vidas de Delcy o Jorge “la hiena” Rodríguez o la del corrupto Vladimir Padrino (y su mansión en Europa).
Pero la mayoría, de seguir la narcodictadura como va, tendrá que enfrentar no amenazas ni señalamientos diplomáticos, tendrán que verle el rostro a los escupitajos de fuego que lanzarán ejércitos entrenados sobre sus cuerpos ateridos de miedo mientras murmuran: Patria Socialista o muerte.

Hablando de Muerte
Los países de la región, no sólo los Estados Unidos, han anunciado una serie de sanciones individuales contra los chavistas que han cometido violaciones graves a los derechos humanos, contra los corruptos, los narcotraficantes, los lavadores de dinero y los asociados con el terrorismo.
Dichas sanciones, insisto, individuales, buscan aislar a perniciosos personajes de la vida política venezolana, identificarlos y someterlos al escarnio público. Representan medidas diplomáticas preventivas. Por ahora, son acciones administrativas, no balas ni bombardeos ni tanques. Sutiles llamados de atención que en el peor de los casos sólo le quitó una parte de su patrimonio -500 millones de dólares- al narcotraficante como Tarek el Aissami.

Que personajes de oposición después de acusar al régimen de todo lo que lo acusan, ahora señalen que están en desacuerdo con las sanciones es digno de manicomio. Nadie se lo explica ni lo entiende.
¿Será que lo que los opositores lo que buscan es una nefasta guerra?

No creo que todos los opositores estén vendidos ni que sean fichas del régimen. Estoy convencido de que también existen los lunáticos, los timoratos, los rendidos y hasta los ingenuos. No lo oculto, la verdad no puedo, pero a veces entretengo mi más cruel morbosidad escuchando las promesas electorales de los flamantes candidatos a gobernadores. Es un circo macabro que nos desternilla en una trágica risa.

¿En serio? ¿Hospitales? ¿Inversión extranjera? ¿Acabarán con la delincuencia? ¿Reactivar el aparato productivo? ¿Todos los derechos para todas las personas? ¿Todos?
El espectáculo es cinematográfico. Cunde en Venezuela una epidemia de demencia, una epidemia en la que nadie ha quedado a salvo ni quedará. Todos parecen infectados.

La dictadura está muerta, ¿será que la epidemia entre los opositores busca resucitarla con promesas electorales disparatadas y absurdas?

¿La hora cero terminó siendo la hora loca?

martes, 1 de agosto de 2017

El Fraude ya inicio

Finalmente, la dictadura madurista impuso su Constituyente. No sólo la llevó a cabo sino que la jornada concluyó a altas horas de la noche (como les suele gustar) con unos resultados que, si no fuera por lo trágico del momento, serían motivo de carcajada mundial.

El fraude, ya iniciado, con la propia convocatoria de la Constituyente, fue consumado.

Retorciéndose debe estar Chávez en su tumba (o donde esté "sembrado"...) al ver que los números dados por la descarada y penosa señora que hoy preside el organismo electoral, se parecen a los obtenidos en sus mejores épocas como candidato. Qué falta de respeto, diría, comparar sus "épicas" campañas con este mamotreto ilegal e ilegítimo inventado por sus sucesores.

Lo cierto es que transcurrido el evento, el régimen de Maduro, tal como hemos anotado en anteriores oportunidades, queda peor

que antes. Mucho peor. La estrategia de la huida hacia adelante fue un error. Vista la barrabasada, quisieron echarla para atrás. No pudieron, el costo político inmediato les era demasiado alto.

Hoy, esta Asamblea Constituyente de Maduro, Cabello, Cilia y camarilla asociada, es objeto de desconocimiento por la casi totalidad de las naciones de este hemisferio, incluyendo los Estados Unidos, los países pertenecientes a la Unión Europea y los más importantes e influyentes de Latinoamérica.

Aparte, como postre, la Casa Blanca ha decidido imponer sanciones directas a Nicolás Maduro como Presidente de Venezuela, con todo lo que ello significa, no sólo en lo que atañe a su persona y su familia, sino también en términos de las relaciones mundiales, en particular en lo financiero, pata de la cual particularmente cojea el régimen venezolano.

¿Qué es lo que viene? Pues la instalación de la farsa Constituyente cubana y el comienzo de toma de decisiones, bajo la forma de leyes o decretos constituyentes.

Maduro y su combo, durante estos meses, se han ido metiendo en peligrosas arenas movedizas. No quisieron abrir la posibilidad de verdaderas conversaciones orientadas a una salida lo más pacífica posible del poder.

Ahora se les hace tarde. Como todos sabemos, en las arenas movedizas mientras alguien más se mueve, más se hunde.

Y esto es lo que va a ocurrir de ahora en adelante. Los personajes de marras van a seguir moviéndose, en su ilusión de que van ganando la partida. Y lo que va a ocurrir realmente es que van a seguir hundiéndose.

Eventualmente, cuando les llegue el pantano al cuello, es posible que decidan pedir ayuda, presentando una propuesta potable de negociación.

O es posible que no.

Veremos. Las arenas movedizas no perdonan errores

Sanciones a Maduro . Fantasia o Realidad

El régimen chavista debe saber que su asalto al poder tendrá consecuencias. Como no podía ser de otra manera, la farsa organizada por Nicolás Maduro el pasado domingo en Venezuela ha obtenido un amplio rechazo internacional, empezando por los principales países de la región. Colombia, Panamá, Perú, Argentina, Brasil, México, Costa Rica y Chile han advertido que no reconocen la elección de una Asamblea Constituyente con la que Maduro pretende redactar una nueva Constitución a su medida y enterrar definitivamente a la democracia en su país.

 En términos idénticos se ha expresado la Organización de Estados Americanos. Perú ha convocado en Lima para el próximo 8 de agosto a casi todos los ministros de Exteriores de la región. Fuera de Latinoamérica, España, Estados Unidos, Suiza, el Parlamento Europeo y numerosas organizaciones no gubernamentales han recalcado su rechazo al montaje ideado por Maduro.

Es decir, numerosos Gobiernos, instituciones y organismos de países contrastadamente democráticos han condenado el desmantelamiento violento —desde el sábado por la noche se han producido al menos una decena de muertos, y más de un centenar desde que fueran convocados los polémicos comicios— de la legítima Asamblea Nacional venezolana elegida en diciembre de 2015. Incluso destacados simpatizantes del fallecido Hugo Chávez —artífice de la todavía vigente Constitución— consideran que Maduro ha traicionado el mandato que recibió y que ha provocado una ruptura irreparable con los 18 años precedentes de gobierno chavista en Venezuela.

Una ruptura en la que ni siquiera con las infladas cifras oficiales de participación —el Consejo Nacional Electoral (CNE) asegura que votó el 41,43% del censo mientras que la oposición rebaja ese dato hasta el 12%— se refleja que la mayoría de los venezolanos con derecho a voto decidiera participar en el proyecto de Maduro. De modo que el mandatario no goza de apoyo y credibilidad dentro ni fuera de su país.

Sin embargo, y como viene siendo habitual desde el comienzo de la crisis institucional y económica que arrasa Venezuela, esto no supone obstáculo alguno para que el gobernante chavista siga con sus planes autoritarios. Ahora Maduro amenaza con “tomar el mando” de la Fiscalía del Estado en una —otra— maniobra claramente ilegal de invasión del poder judicial por parte del Ejecutivo. En paralelo ha revelado que planea despojar de la inmunidad de la que legalmente gozan a los diputados opositores para someterlos a la justicia. Es decir: una llana y simple persecución y purga política.

No vale quedarse en lamentaciones ante el atentado a la democracia que se ha producido en Venezuela. Es necesaria una coordinada acción internacional que, sin dañar ni crear más dificultades al pueblo venezolano, haga sentir a los responsables del régimen que sus acciones no gozan de impunidad. Al contrario: van a tener importantes consecuencias personales. En este sentido, entre otras iniciativas, resultan particularmente acertadas las medidas de carácter sancionador contra las personas responsables de esta debacle. Maduro debe ser consciente de que no se saldrá con la suya.

Adios a la Democracia

Si alguien aún tenía dudas sobre la vía dictatorial que venía perfilando el proceso revolucionario venezolano, probablemente las disipó la noche del domingo cuando Tibisay Lucena , presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), anunció los resultados de la participación para la Asamblea Nacional Constituyente.

La cifra, así como lo reconoció con cinismo el presidente Nicolás Maduro en su alocución de victoria ante unos cuantos seguidores, fue sorprendente, inesperada y por lo mismo inverosímil, pues significó ni más ni menos que el poco carismático mandatario, en su peor nivel de popularidad y tras cuatro meses de una sistemática represión y la muerte de más de 100 manifestantes, logró increíblemente casi la misma votación que Hugo Chávez en la elección presidencial del 2012, en uno de sus mejores momentos de popularidad: 8,1 millones de votos entonces contra 7,5 de ahora.

Y así, mientras los datos de la oposición ubicaban apenas 2,2 millones de sufragios, el CNE anunciaba unas cifras de ensueño para Maduro, quien, con su constituyente plenipotenciaria, adelantó que levantará la inmunidad parlamentaria para “hacer justicia”, pondrá en orden la Fiscalía para sacar del camino a Luisa Ortega Díaz , la histórica dirigente de la entraña de Chávez que se ha opuesto a sus maniobras, e instalará lo que ha denominado el ‘Estado comunal’, una especie que no es del todo clara.

Parecían unos votos sacados del sombrero de Lucena, quien, ignorando lo que pasaba en las calles, se felicitó por unas elecciones tranquilas y sin traumatismo, como si no le hubieran dolido los 16 muertos que dejó la jornada y pusieron a esta elección en el lamentable primer lugar de las más violentas de la historia republicana del país.

Este inevitable salto al vacío del Gobierno se explica en la medida en que se percibe que ya no hay reversa en su proyecto, pues se entiende que si la cúpula chavista deja el poder, el destino para ellos será, inexorablemente, la cárcel o el exilio. En esa lógica, tienen que avanzar en un proyecto que les garantice impunidad mientras puedan resistir la formidable presión ciudadana y la vergüenza internacional, que a
yer subió un listón con la inclusión de Maduro en la lista de sancionados por el Tesoro de Estados Unidos y antes, por la decisión, tomada primero por Colombia y luego por otras naciones, de declarar su no reconocimiento de la constituyente o simplemente su condena a lo sucedido este 30 de julio, trágico para la democracia.

Maduro está, hoy por hoy, al nivel del sátrapa sirio Bashar al Asad , del eterno dictador de Zimbabue Robert Mugabe o del brutal líder norcoreano Kim Jong-un , todos sancionados directamente por Washington.

Pero, para varios observadores, esta constituyente puede ser para Maduro un tiro en el pie. Pues, bajo el liderazgo de Diosdado Cabello , esta asamblea superpoderosa podría, incluso, minar el mandato presidencial.

Tiempos oscuros vienen para Venezuela. Solo la resistencia digna y valerosa de su pueblo y, por qué no, la ajustada presión internacional harán que de este desastre que sembró Maduro brote la simiente de un nuevo país, por supuesto sin él.