martes, 7 de noviembre de 2017

Venezuela esta en Default

Las sanciones adoptadas por Estados Unidos contra Venezuela degradaron la ya crítica situación económica del gigante petrolero y aceleran el proceso de default de pagos de su deuda, que podría ocurrir esta semana, coinciden expertos.

El último paquete de medidas anunciado el 24 de agosto se complementa con el que había sido lanzado en julio, y tiene por objetivo cortar los financiamientos a Venezuela al bloquear el acceso a divisas extranjeras, ya que Washington considera “inaceptable” al gobierno de Nicolás Maduro.

“Las sanciones financieras implementadas en agosto son más significativas porque interrumpen toda nueva inversión directa en el país”, dijo Shannon O’Neill, del Consejo de Relaciones Exteriores, un influyente centro de análisis estadounidense.

Venezuela tiene gigantescas reservas petroleras pero es un país pobre en liquidez. “Sus reservas internacionales ascienden e 9.700 millones de dólares, siendo que su deuda externa se eleva a casi 110.000 millones”, apuntó por su parte Edward Glossop, economista de Capital Economics, en una nota publicada el lunes.

De esa forma las sanciones “aumentaron la presión sobre Nicolás Maduro, ya que torna casi imposible garantizar el acceso a financiamiento”, dijo a la AFP el economista Andrés Abadia, del grupo Pantheon Macroeconomics.

Por fuerza de las sanciones estadounidense, se torna muy difícil también para Venezuela vender obligaciones en el sistema financiero estadounidense. De esa forma el gobierno queda aislado y “la propensión de los inversionistas internacionales en adquirir la deuda del país disminuyó”, indicó Abadia.

Citgo, una compañía petrolera venezolana basada en Estados Unidos, donde actúa en el segmento de refinado y tiene puestos de venta de gasolina, tampoco puede enviar dividendos o beneficios a Caracas.

“En cualquier momento”
De acuerdo con Abadia, Venezuela enfrenta no sólo una caída de su producción petrolera (-10% en un año) con la posibilidad de “un colapso total de la economía, y su inflación es ahora la más elevada del mundo”, estimada en 1.000% este año y que podría alcanzar los 2.000% en 2018.

En ese cuadro, “los riesgos de un evento caótico de crédito son significativos en cualquier momento”, añadió.

Por su parte, Glossop apuntó que ese desenlace podría ocurrir “hasta el fin de esta semana”, a menos que la estatal petrolera Pdvsa y el gobierno “cubran pagos no efectuados recientemente que suman 500 millones de dólares”.

Hasta ahora, el gobierno venezolano ha operado para evitar el cese de pagos al asumir como prioritario abonar vencimientos inmediatos dejando de lado las importaciones de alimentos y medicamentos.

En este escenario, con relación a la reestructuración de la deuda anunciada el viernes por el gobierno, los economistas apuntan que podría estar comprometida a la vista de las circunstancias políticas.

El presidente Maduro ha puesto al frente de esa delicada misión a su vicepresidente, Tarek el Aissami, quien también es objeto de sanciones específicas por parte de Washington, que lo acusa de corrupción y relaciones con el tráfico de drogas.

Para el profesor Robert Kahn, de la Universidad Americana, en Washington, la única salida a esta crisis es un cambio de gobierno.

“Es necesario un cambio en el liderazgo”, dijo. “Es necesario nombrar personas que no sean objeto de sanciones, que están dispuestas a reducir la presión sobre la población y reformar la economía”, añadió el académico.

En ausencia de un cambio, advirtió, Maduro tendrá dificultades de convencer a los acreedores, ya que las sanciones de Washington prohíben a ciudadanos o bancos estadounidenses adquirir nuevas obligaciones venezolanas o de la estatal Pdvsa.

El lunes, la agencia de calificación Moody’s rebajó la deuda de PDVSA de Caa3 a Ca, una decisión que refleja el impago de obligaciones del 2 de noviembre y la “expectativa” de la agencia de que la petrolera caerá en default en otras deudas “en el corto plazo”.


Y aún si Rusia y China, los dos principales acreedores, arrojan un salvavidas a Venezuela, los mercados deberán rechazar los papeles no emitidos en dólares autorizados por la poderosa Asamblea Nacional Constituyente.

Breves sobre política y políticos...

Era impensable a comienzos de uno de los julios más tormentosamente políticos de la historia del país, cuando se vivió la esperanza cierta de que Venezuela se dirigía a derrotar al más siniestro experimento dictatorial del marxismo tardío, el “Socialismo del Siglo XXI”, que la organización que lideraba aquellos acontecimientos, la “Mesa de Unidad Democrática”, MUD, se retorciera hoy hecha pedazos, en vías de desaparecer y acusada de ser la causa de que la dictadura se mantenga en pie.


¿Qué sucedió y por qué en apenas 120 días (lo que tarda en pulverizarse cualquier aumento de precios y salarios) la oposición y la MUD experimentaron un hundimiento tan repentino y abismal, una caída de proporciones tan colosales y definitivas que, otra vez, hacen depender la salvación de la República de la inviabilidad del sistema, de las irrefrenables tendencias suicidas de régimen y de una sociedad civil que, si no tira la toalla, es porque ya no se encuentra tal artículo de lujo a lo largo y ancho del país?
La respuesta, desde luego, solo se encuentran en una realidad que, solo después del 15 de octubre se hizo evidente, pero que fue durante mucho tiempo denunciada de dentro y fuera de la MUD, pero para ser ignorada, bien por quienes querían autoengañarse o por los que sentían cómodos con una política que saltaba en horas de la calle a las urnas, o de la confrontación a la coexistencia y la paz.

Nos referimos al problema de la “Unidad” (así, con mayúsculas) que, jamás fue planteado ni resuelto en una coalición de partidos, -dispersa como corresponde a toda formación democrática-, y por tanto, propensa a caer en las trampas que la dictadura tenía a granel y manejaba con sapiencia maquiavélica, cada vez que sentía que una unión de partidos sólida y con un apoyo popular incontrastable, contenían la fórmula para ponerle fin.
Sin embargo, detecto, esencialmente, las claves para el colapso de la MUD, en el choque de dos partidos surgidos de una división de “Primero Justicia”, que conservó a la formación original fundada por Julio Borges y Henrique Capriles y dio origen a una nueva, bajo el liderazgo de Leopoldo López, el cual, a su rechazo de la “vieja política”, alimentó profundas reservas con dirigentes emblemáticos de la “nueva”.

Atribuyo a la separación de estos líderes, Julio Borges, Henrique Capriles y Leopoldo López, gran parte de los éxitos que la MUD comenzó anotarse a partir del 2008, pero también muchas de sus tribulaciones, porque se perdió la coherencia y la unidad entre los hombres llamados a renovar la política venezolana.
No era poca cosa, pues de ello dependía la captación de más y más adeptos para la causa de la democracia y su organización para librar las batallas que empezarían a acorralar y terminarían derrotando a la dictadura.

Pero ese fue solo uno de los problemas de la llamada “nueva política” -y quizá el menos importante-porque otro que resultaría demoledor para los partidos que nacían con el “destino manifiesto” de sacar de juego al populismo en sus versiones adeca, socialcristiana y chavista, fue no encontrar un acomodo viable en las únicas ideologías disponibles para renovadores del siglo que terminaba y del que empezaba: el liberalismo y el neoliberalismo.
Si se revisan, en efecto, las ideas que dan origen a tan importantes organizaciones de la política nacional de los últimos 20 años, notamos que, tanto “Primero Justicia”, como “Voluntad Popular”, se definen “democráticas” a secas, evitando precisiones de los lados del liberalismo o el neoliberlismo, pero dejando la puerta abierta para que la llamada “economía social de mercado” (muy querida al excandidato presidencial y exSecretario General de Copei, Eduardo Fernández), -en cualquiera de sus versiones, socialdemócrata o socialcristiana-, se colara en sus filas.

Pero hay más todavía: “Primero Justicia”, está continentalmente asociado con la “Organización Demócrata Cristiana de América, ODCA”, rama a su vez de la Internacional Demócrata Cristiana europea, ambas militantes del “humanismo cristiano, y “Voluntad Popular” se afilió desde sus inicios como miembro de pleno derecho de la “Internacional Socialista”.

Ahora bien, hablamos de organizaciones mundiales filosóficamente equidistantes de los extremos, del socialismo stalinista, de un lado y del liberalismo y el neoliberalismo, del otro, que juzgan intolerables, porque la primera impone la dictadura del Estado y la segunda del Mercado.

En otras palabras que, al irnos a las raíces ideológicas de los dos partidos que se autodefinen como los emblemas de la “nueva política” venezolana, nos topamos con la izquierda, o cierta clase de izquierda que, bien puede emparentarse con el “humanismo cristiano” (muy de Capriles) o de socialdemocratismo light, que se hace sentir mucho en los escritos de Leopoldo López.

Con lo dicho, no queremos entrecomillar, ni desmeritar a los fundadores de “Primero Justicia”, ni de “Voluntad Popular” en su lucha contra la abominable dictadura de los Castro, los Chávez y los Maduro, sino llamar la atención sobre cierta incapacidad para calar en su exacta naturaleza y hacer los esfuerzos necesarios para que tal monstruosidad no cayera sobre Venezuela,

Pero no calar en la naturaleza del enemigo, significa también no calar en la naturaleza de los aliados, y eso es exactamente lo que sucede en la MUD, cuando, organizaciones levemente “humanistas cristianas” y levemente “socialdemócratas”, se unen con partidos agresivamente socialdemócratas, keynesianas y estatólatras como Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, y “Avanzada Progresista”, “viejas”, en el sentido de que masticaban pero no tragaban a las “nuevas”, lideradas por “tres viejos zorros”, en capacidad de engullirse aves de “vuelo bajo”, mientras las manipulan zamarramente con fines no siempre abiertos ni confesos, como pudo verse en el abandono de la calle a finales de julio para irse a la derrota segura de las regionales y, ahora, cuando hablan de unas primarias para elegir el candidato que derrotaría a Maduro en las presidenciales.

Es curioso que ni Ramos, ni Rosales, ni Falcón pongan acento en la que debería ser la única política viable y auténticamente democrática y antidictatorial de la oposición, como es la defensa y fortalecimiento de la Asamblea Nacional como recurso constitucional para anular y descalificar la espúrea ANC, desarticular y denunciar al CNE como un gestor de fraudes y regresar a la calle para reiniciar la lucha que no espere por el fraude del 2018, sino que de una vez derroque al dictador.

No, los “tres tristes tigres” del neopopulismo, el keynesianismo y la socialdemocracia dan por sentado que Maduro está firmemente establecido como el dictador de Venezuela y lo que queda es ganarle algunos alcaldías, mientras lo convencemos de que juegue limpio para el 2018 y nos permita derrotarlo en las presidenciales.

Quiero aclarar que esta tesis también se la oí alarmado a Julio Borges en un programa de televisión y al Secretario General de “Voluntad Popular”, Juan Andrés Mejías, como si al fabricante de los fraudes del 30 de julio, el 15 de octubre, y del próximo 10 de diciembre se le fuera a convencer por otra vía que no sea la fuerza, de que Venezuela no es un laboratorio donde se puede fraguar fraudes impunemente y que más temprano que tarde tendrá que dar cuenta de sus crímenes.

Dependerá por supuesto de la decisión del pueblo de salir cuanto antes a la calle y de los auténticos partidos democráticos del país de renovarse mientras se separan de la simiente mala, dañada y perversa.

Tambien debo decir que me siento traicionado y sumamente triste al ver como la confianza que deposite en este grupo de la MUD el cual pense que eran mis amigo y compañeros de lucha para lograr restablecer en nuestro pais el estado de derecho , entre otras cosas, se ve muy claramente como han traicionado aquellos ideales con los cuales soñamos y nos unieron en un principio de esta lucha para salir de Chavez y resulta que sus intereses personales han estado siempre y estaran en sus bolsillos y el pueblo que se lo lleve el rio.


No me retracto de mis comentarios y hechos ya que los volveria hacer en razon de liberar a mi pueblo, pero si me siento traicionado con la actitud de aquellos que pensabamos que eran nuestra opcion para salir del atolladero en el que nos encontramos.


La Muerte de la MUD

La muerte de la MUD mostró la traición de los partidos políticos del siglo XX, la descomposición en el liderazgo político, una brutal desconfianza del ciudadano y un Ambiente Político Real caracterizado por la inexperiencia de operadores políticos que deberán transformarse en verdaderos líderes.

 La muerte de la MUD, ahora y después del viernes 3 de noviembre, muestra a un régimen autocrático militarista acorralado que intenta una huida hacia adelante como resultado de la presión internacional, a tal extremo que pudiera condicionarlo a un default mientras que a lo interno, el hambre y la miseria exponencial delatan la posibilidad cada vez más cercana de una explosión social.

La muerte de la MUD, entonces, hoy dibuja a un régimen que trastabillea e intenta, por ser autocrático-militarista una huida hacia adelante y en su desesperación, de manera perversa, ordena la destrucción de la AN para lo cual de forma cobarde, usando la infra-política demanda el apoyo de un Partido Político en Armas inmoral que acepta que se le emplee como Gobierno Cívico-Militar los viernes de cada semana. Esas maniobras pudieran colocar a Venezuela como una sociedad en calamidad político-social. Calamidad político-social entendida como el infortunio y desgracia creada por el post-chavismo, generador de tribulaciones y conflictos en la sociedad venezolana, hasta colocar al país a nivel de la hecatombe, del desastre. Calamidad político-social que va aumentar, necesariamente, la observación internacional y el rechazo de múltiples gobiernos a esta tiranía cobarde del hiato Maduro-Padrino.

Esta calamidad político-social como desgracia es lo que pretende este régimen acorralado que no tiene forma para desdibujar la tiranía, no tiene manera de conseguir recursos monetarios, no tiene aliados ni en América ni en el mundo, y en lo que se refiere a China y Rusia, tendrán estos países que pensarlo bien frente a la calamidad político-social que promueve el bestiario militarista. Bestiario militarista que se aprovecha del dolor, de la necesidad y la penuria de la mayoría de los venezolanos. Así el bestiario como gobierno no puede entender a nuestro millares de jóvenes hambreados que no pueden asistir a la escuela, mucho menos a las múltiples madres heroínas que no tienen como elaborar el sustento diario para la familia, y a los millones de hombres que viven en situación de vergüenza mientras el régimen autocrático militarista disfruta de la mieles del poder y, sobretodo, de la corrupción y de la conducta gansteril asociada a la droga.

La calamidad político-social muestra como un régimen acorralado, apoyado por el Partido Político en Armas como Gobierno Cívico-Militar, intensifica una perversa guerra psicológica, enfermiza, primitiva, incrementa la persecución en múltiples direcciones hacia los venezolanos y persigue al cuerpo de Diputados. El bestiario militarista se afinca en la calamidad político-social y se muestra como gobierno, empleando la peinilla y el machete, e imponiendo la fuerza para aumentar la desgracia y el dolor de un venezolano común y corriente que no tiene trabajo, que no consigue alimento, que no recibe asistencia médica y que, además, quedó sujeto al fraude electoral del 15-O creando una enorme frustración en quien hasta ahora había defendido el voto como un modo de participación política contendiente.

La calamidad político-social hace que los demócratas tengamos que entender definitivamente que el CNE, junto al Plan Republica y el dominio de los medios de comunicación, no garantiza un proceso electoral de acuerdo a lo establecido en la Constitución, en especial en su artículo 2 de la Ley de Procesos Electorales. La calamidad político–social obliga, entonces, frente a este régimen acorralado en huida hacia adelante a fortalecer el comportamiento ciudadano para construir un respuesta frente a la creciente ingobernabilidad. La calamidad político-social que llena de dolor a los venezolanos es quizás el factor que explica una frustración frente a la política doméstica, una ausencia total de gobierno, una desintegración de la AN y, frente a todo esto, al bestiario militarista como gobierno cívico-militar en la peor situación política del país.


La calamidad político-social en Venezuela llama, aún en su dolor, a la ciudadanía que es quien decide haciendo uso de la resistencia civil para enfrentar la conflictividad. La calamidad político-social tendrá que construir una respuestas alrededor a los más altos valores del venezolano, entendiendo la desgracia política que se ha encumbrado desde el golpe de Estado del 4-F y 27-N. La calamidad político-social que hoy vive Venezuela es el producto de un grupo de uniformados, en concordancia con el marxismo-leninismo derrotado en 1973, hicieron las paces para reflotar la locura del marxismo en América Latina.

 Léase la calamidad político-social reconoce la combinación criminal del castrismo conjuntamente con unos inescrupulosos golpistas, que entendieron y entienden que las bocas de fuego podrían servir para lograr un cambio social en la Republica… Esos barbaros deben saber que destrozaron la República, que lo que hay es hambre y miseria, pero además de eso -mucho más importante- hay aún con la calamidad político-social que padecemos una mayoría de hombres y mujeres que no están dispuestos a permitirle al régimen acorralado en su huida hacia adelante, que puede lograr atornillar a la barbarie del socialismo a juro en América Latina.