lunes, 14 de noviembre de 2016

El plan B para salir de Maduro...

Salir de Maduro de inmediato es deber de cristiano para salvar a los pobres de la hambruna y de la miseria, de la muerte por mengua o por la delincuencia, que vienen padeciendo. Es inhumano demorar su salida.
Venció el plazo para el PLAN A: salir de Maduro y de Cuba por vía electoral. No hay salida electoral. El revocatorio ha muerto. Es un cadáver insepulto que ya hiede. La MUD-AN debería reconocer el fallecimiento y proceder a enterrarlo. Y enseguida sumarse al PLAN B: salir de Maduro y de Cuba repitiendo el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811 simultáneamente, lo que se produciría siguiendo el modelo estratégico de 1945 (iniciativa de militares a la cual se suman los civiles) o de 1958 (iniciativa civil a la cual se suman los militares). No hay otra salida cuando se ha cerrado la electoral para resolver la crisis terminal del sistema político, y con mayor razón cuando a la política se le suma la crisis terminal del modelo económico.

El PLAN B se ejecutaría siguiendo el modelo estratégico de 1958 si la AN hace lo que debió hacer en enero y tardíamente prometió para el 3-5 de noviembre: 1) Remover, deponer o destituir a Maduro en aplicación de los Arts. 333 y 350 de la Constitución, finalidad del procedimiento abierto para establecer su responsabilidad política; y 2) Convocar al pueblo a la calle en las ciudades del país para forzar a Maduro a irse acatando la decisión de la AN. Y, agréguese, ordenar a la FAN la ejecución si, a diferencia de Emparan, Maduro se resiste.

Si la AN no toma la iniciativa, la tomarán sin duda los militares patriotas y democráticos (que seguramente los hay porque siempre los ha habido) con apoyo de la sociedad civil, repitiendo el modelo estratégico de 1945, con sobrados motivos tanto constitucionales como socio-económicos y humanitarios.

 Son éstos últimos: 1) El sistema económico que nos ha impuesto Cuba ha colapsado. El país está en ruinas, sumido en estanflación brutal (recesión profunda con hiperinflación). La moneda nacional ha caído a 2.000 por dólar. El salario real por el suelo. La situación de todos, sobre todo de los pobres, empeora cada día.

2) El pueblo está padeciendo hambre. Los niños sufren de desnutrición severa. Se desmayan en las escuelas por debilidad extrema. Muchos no van a clases porque no tienen calzados. El desempleo se extiende. A los empleados no les alcanza el salario. Están matando de hambre a los pobres. Son cada día más los que hurgan en la basura buscando algo para sobrevivir.

 3) No hay medicinas. Los hipertensos están propensos a un ACV o un infarto. Los diabéticos no consiguen insulina. Cualquier enfermedad se convierte en tragedia. Los viejos no tienen cómo paliar sus achaques y dolencias. Los hospitales son tugurios en el último estado. Para los pocos hospitalizados no hay ni medicinas ni comidas. El pueblo está muriendo de mengua.

 4) Al que se escapa del hambre y sobrevive sin medicinas lo agarran los delincuentes, quitándole lo poco que lleva, a veces la bolsita de comida. Los pobres se hunden en la miseria azotados por todos los males que les han caído encima. Hay un estado de descomposición social.

5) La desigualdad social es abismal. Los corruptos saquean las riquezas nacionales haciendo ostentación de su latrocinio, mientras los pobres se hunden en la miseria. El narcotráfico en complicidad con las FARC ha corrompido todo, nos gobierna una narco-tiranía de milmillonarios en dólares, mientras los pobres no tienen para comer.

Hay un estado de descomposición moral. Están dadas todas las condiciones objetivas para la rebelión. Falta sólo el que tome la iniciativa, civil o militar, para actuar por razones humanitarias, fundándose por añadidura en la Constitución: 1) Recuperar la independencia y soberanía desalojando del poder al gobierno títere que nos ha impuesto Cuba (Art. 350); 2) Restablecer la vigencia efectiva de la Constitución dando el contragolpe constitucional al Golpe de Estado de Maduro (Art. 333); 3) Restituir el orden constitucional roto por el Golpe de Estado de Maduro, que sigue roto mientras no se lo restituya deponiendo al golpista, que por serlo se ha convertido en gobernante de facto (Arts. 333 y 350); 4) Reivindicar el ejercicio de la presidencia para los nacionales, ratificando la exclusión de extranjeros en el cargo (Arts. 41 y 227).

La ejecución del PLAN B ha comenzado. Ya está en el alma del pueblo, que ya sabe que no hay otra salida. Está, pues, abierto el espacio político para los audaces que decidan cumplir con el deber cristiano de socorrer al desvalido que es un pueblo padeciendo hambre y miseria.


lunes, 7 de noviembre de 2016

Diálogo o Retórica, los dos lados de la misma monena

El diálogo tiene su origen latino en la palabra dialogus que se refiere a una conversación entre dos o más individuos, que exponen sus ideas de modo alternativo para intercambiar posturas. Es decir, un diálogo es una discusión o contacto que surge con el propósito de lograr un acuerdo.

Después de la suspensión del Proceso de Referendo Revocatorio por el Consejo Nacional Electoral (CNE), en virtud de decisiones judiciales absolutamente sublevadas y luego de varias reuniones preparatorias con la intersección del Vaticano, la noche del domingo 30 de octubre en el Museo Alejandro Otero de La Rinconada, a petición del Gobierno, se instala formalmente una Mesa de Diálogo con Facilitación Internacional, con la única esperanza de mantener la paz en el país.

Es así como se constituyen y se preparan a dialogar, presidiendo la mesa, dentro de toda su benevolencia, Nicolás Maduro Moros, a su lado el representante de la Iglesia Monseñor Emir Paúl Tscherrig, imagen que en un principio deja en el ambiente un mal sabor. La impresión es que es el Gobierno quien tutela el proceso. Los mediadores además de la representación del Vaticano, Rodríguez Zapatero, Martin Torrijos y Leonel Fernández; por el Gobierno los actores de siempre, los hermanos Rodríguez, Elias Jaua y Roy Chaderton. Por el lado de la MUD, el Alcalde Carlos Ocariz, Chuo Torrealba, el Gobernador Henri Falcón y Timoteo Zambrano, representación que nos sorprendió a muchos porque en realidad esperábamos ver a Henrique Capriles y a Henry Ramos involucrados directamente y como garantes del proceso.

Así son las cosas. Se organizan en mesas de trabajo, a saber: 1) La mesa de la verdad, justicia, derechos humanos, represión de victimas y reconciliación integrada por: Zapatero, Luis Aquiles Moreno y Roy Chaderton, 2) La mesa del eje económico social integrada por: Leonel Fernández, Chuo Torrealba y Elías Jaua, 3) La mesa de la paz, respeto al estado de derecho y a la soberanía nacional, integrada por: Delsi Rodríguez, Timoteo Zambrano y Claudio María Celli y 4) La mesa de la generación de confianza y cronograma electoral a cargo de Carlos Ocariz, Jorge Rodríguez y Martin Torrijos.

Para la oposición los compromisos en estas mesas de dialogo están claros y son requisito indispensable para el próximo encuentro, que tendrá lugar el día viernes 11 de noviembre, a saber:

1. La solución electoral para la profunda crisis que vive el país a través de dos vías: la activación del Referendo Revocatorio y un acuerdo para unas elecciones adelantadas, en el corto plazo, igualmente que en el corto plazo se realicen las elecciones en el estado Amazonas.

2. Libertad para los presos políticos, con cronograma de liberación, que vuelvan los exiliados y la anulación de los procesos de persecución judiciales y administrativos a toda la dirigencia opositora y a todos los que están siendo perseguidos.

3. La reinstitucionalización de los poderes públicos en Venezuela, particularmente el Consejo Nacional Electoral (CNE) y Tribunal Supremo Justicia (TSJ), y que el Poder Legislativo tenga el peso que debe tener según la Constitución, la eliminación del desacato a la Asamblea Nacional por parte del Tribunal Supremo de Justicia.

4. La atención a víctimas producto de la crisis humanitaria en tiempo real. Promoción de una iniciativa urgente de apoyo a la población venezolana para lograr solidaridad en alimentos, medicinas para sectores específicos y urgentes. Personas que tienen enfermedades crónicas y un acuerdo nacional para mejorar el abastecimiento en alimentos y medicinas, y materias primas en nuestro país.

Una vez que se suspende la agenda de calle y el juicio político a Nicolás Maduro, la gente queda desconcertada, porque se había aclarado que esta continuaría de manera paralela al dialogo; así algunos inmersos en decepción y la ira cundieron entre miles, tal vez millones de opositores, se constituyen en adversarios de manera tajante, porque les luce que todo es una vil manipulación y que el Gobierno usa el diálogo para ganar tiempo y dejar todo igual que antes. Otros más optimistas llaman a la calma, y con fe dan un voto de confianza a los dirigentes opositores y a las reuniones, para evitar un derramamiento de sangre, y esperanzados advierten que sí se puede desde la condición de demócrata, negociar la salida de un régimen autoritario por la vía electoral.

Sin embargo, en Venezuela la situación de inestabilidad económica y social es realmente alarmante, y muy compleja de resolver a través del dialogo. Se hace necesario tomar medidas urgentes a los efectos de detener la inflación que avanza a pasos agigantados, la angustia no genera confianza, esa es la verdad, además que no existe garantía que esta estrategia llegue a feliz término.

Las condiciones de la oposición para sentarse en un proceso de diálogo o negociación nunca se dejaron claras desde el principio, aceptamos mediadores impuestos por el Gobierno y, extrañamente no hay representación de la OEA, que naturalmente serian mediadores confiables de este lado. De tal modo que no me luce a juzgar por su actitud, que el régimen se sienta débil o arrinconado desde ningún punto de vista o sienta que debe entregar, con el costo político que eso implica para ellos, simplemente porque no puede mantener la situación de crisis en la que nos mantiene sumidos a todos.

Lo cierto es que la MUD acepto el reto y sus consecuencias y se juega a Rosalinda, echando el resto al sentarse en una mesa de diálogo donde se impone el guabineo por parte del régimen, por lo que pueden pasar varias cosas, que el dialogo se torne violento, muera abruptamente, o continúe la manipulación, el chantaje electoral, intentando intercambiar presidenciales por regionales y liberando algunos detenidos o presos que igualmente ya estaban para salir, en una supuesta demostración de buena fe para el entendimiento.

En realidad todos apostamos por el bien del país, pero sobre todo que la verdad triunfe sobre la mentira y el bien sobre el mal, que se obtengan resultados en el corto plazo, porque del éxito o el fracaso de este proceso de dialogo depende ahora en mucho el futuro de nuestra Nación.

Solo le queda una via al Chavismo, el TERROR...

Los venezolanos estámos atrapados en el laberinto del chavismo y la oposición busca salidas para que la transición sea posible. Como suele suceder con gobiernos despóticos como el de Nicolás Maduro, los opositores han de defenderse con cautela de las maniobras oficialistas para provocar la división y debilitarlos.

Se trata de una vieja estrategia de la que se valen los regímenes abusivos para sabotear cualquier esfuerzo común que pueda resquebrajar el muro de la represión. Realmente Maduro y su segundo hombre fuerte, Diosdado Cabello, emplean sus recursos en mantenerse en el poder a costa del bienestar de los venezolanos, que en estos momentos viven sumidos en la pobreza y el desaliento.

En medio de disensiones y tensiones internas, una vez más el bloque opositor que comprende la Mesa de Unidad Democrática (MUD) se dispone a explorar un resquicio que pueda propiciar el cambio. En esta ocasión, con la intervención del Vaticano, oficialismo y oposición tienen previsto reunirse el 11 de noviembre con la intención de iniciar un diálogo que, por otra parte, Maduro entorpece a todas horas con declaraciones amenazantes.

La MUD tiene como objetivos principales que se celebre el revocatorio contra el mandatario o elecciones a principios del año entrante, la libertad de todos los presos políticos, el regreso de los exiliados y que se solucione la grave crisis económica y alimentaria que padece el país. Sus portavoces aseguran que serán transparentes en este proceso y el propio alcalde opositor de El Hatillo, David Smolansky, ha señalado: “Llegaremos a Miraflores con votos y presión de calle”.

En efecto, la oposición pone el acento en la resistencia cívica, las manifestaciones pacíficas y la senda de las urnas para restaurar los valores democráticos que se han erosionado bajo la revolución bolivariana que se enquistó con el triunfo del desaparecido Hugo Chávez. Desde entonces los adversarios del chavismo han vagado en un desierto minado por la aplastante maquinaria oficialista, pero han cosechado logros como la mayoría en el parlamento y la fuerza moral de presos políticos como el líder de Voluntad Popular Leopoldo López, hoy un referente mundial que cuenta con la solidaridad de gobiernos extranjeros y organizaciones de derechos humanos.

Es lógico y previsible que en el seno de la MUD y entre las fuerzas opositoras haya recelo ante la posibilidad de un diálogo con un régimen tramposo, cuyo objetivo es atornillarse al poder y al enriquecimiento ilícito de aquí a la eternidad. Nadie debe llamarse a engaño con personajes como Maduro, Cabello o el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, a cargo recientemente de dirigir las turbas de repudio que irrumpieron en el pleno de la Asamblea Nacional. El propio gobernante ha afirmado que no sale “ni con votos ni con balas”, y a pocos días del encuentro militariza la capital en una escalada represiva.

El único músculo que flexiona Maduro es el del terror, sacando a la calle a la policía política y bandas paramilitares. A su vez, en este momento de impasse la oposición temporalmente renuncia a marchar a Miraflores y apuesta por sentarse a la mesa con la intención de que no haya “condiciones” para dialogar. Es un pulso en el que, si es que se produce dicha reunión, se medirán las fuerzas de una oposición que lucha por el cambio y un gobierno que defiende el inmovilismo.

Es evidente que las fuerzas democráticas están en clara desventaja, pero no es menos cierto que el chavismo es víctima de su propio fracaso, incapaz de solucionar la grave situación que atraviesa el país. Hasta ahora su único fin es el de atrincherarse en el poder repitiendo que sus enemigos “no volverán” al palacio de gobierno. Una pírrica victoria para quienes condenan a la población al hambre y la desesperanza.

Es muy posible que los esfuerzos por dialogar no salgan adelante ni con la bendición del Papa, pero la oposición agotará también esa alternativa antes de volver a las calles para desafiar al despropósito chavista. Por lo pronto, Maduro conjura su proverbial ineptitud en un insólito programa radial marcando pasos de salsa. Tarde o temprano dará un traspié.