El candidato del oficialismo Hugo Chávez está preocupado porque no confía en las encuestas. Porque su “nariz” política le alerta que algo no anda bien. El percibe lo que descubrió el Consejo Nacional Electoral: que en todos los medios chavistas del gobierno se habla más de Capriles que de la candidatura del comandante, aunque hablen mal del candidato del futuro y del progreso. Chávez siente que hasta él mismo tiene que rebatir lo que dice el flaquito. Tiene que ir a actos en el seno de las fuerzas armadas a pedir solidaridad y obediencia de sus subordinados porque Capriles les habló en un mensaje de apenas unos minutos. Así de nervioso está el supremo.
En cada mitin, Chávez tiene que referirse a Capriles e intentar refutar lo que el novel candidato aseveró antes. Además, tiene que repetir y repetir que él es lo nuevo y no Capriles. Que él no es el pasado, que el pasado es Capriles y que él no es lo viejo sino Capriles, aunque nadie le crea. Cualquier observador se da cuenta que en otras épocas, cuando él estaba confiado y seguro de su triunfo, no debatía con el contrincante, y simplemente decía “Águila no caza moscas”… Ahora no es de esta forma, la realidad es que la agenda del debate la fija Henrique Capriles y Chávez se ve obligado a comentar, o tratar de desmentir, lo que declara Capriles. El problema es que su lenguaje, su contenido, sus proclamas, no lo ayudan. Cada vez que habla es más de lo mismo, lo que evidencia quien representa el pasado. Lo nuevo en esta campaña es Henrique Capriles Radonski ganaría en los estados y ciudades con mayor número de votantes y Chávez en los estados más pequeños, lo cual es natural porque en estas entidades el principal empleador es el gobierno. lo que le permite controlar mejor las maquinarias electorales, y la “lealtad” del votante.
Estas cifras, al sumarlas, nos dan un gran total nacional de 6.287.100 sufragios para Capriles y 5.601.100 votos para Hugo Chávez. El flaquito le ganaría al comandante por casi 700 mil votos. Estos cálculos son los que no dejan dormir al actual mandamás…
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