domingo, 12 de enero de 2014

La Sociedad NO Combate!!!!


Algunos describen la muerte como la mayor patada de todas, por eso se guarda para el final. Pero los venezolanos, no tienen ni tiempo de subir la guardia. Están sometidos a una paliza, al estar cada día, amenazados de muerte. Aquí no se nace, se crece y se muere. Sólo se necesita nacer en este país para que, en cualquier momento, un paisano arrebate a cualquiera su último aliento. 

No puedo sacar de mi mente a Mónica y Thomas.. 

Imaginarlos, hace apenas unos días, juntos, dichosos y en los parajes que tanto adoraban, es aún más devastador. Murieron en manos del salvajismo de un país del que estaban perdidamente enamorados. Un amor tan grande como el odio, rencor y resentimiento que hay en el espíritu de sus victimarios. No me explico cómo puede caber tanta crueldad en un joven corazón de sólo 15 o 17 años. Estamos criando a nuestros propios verdugos. La peor orfandad es la del arrepentimiento, la compasión, la piedad. 

Quizás fueron abandonados por una madre, un vecindario o el Estado, pero no puede existir peor desabrigo en esos adolescentes, que el de su propia humanidad, que el de sus propias almas. Una generación sin consciencia, es una generación que expira. Siempre he pensado que este Gobierno jamás ha frenado el delito, porque les conviene mantenernos ocupados de nuestra propia supervivencia y no de sus desmanes. 

Ojalá hayan entendido, que ante tal fiereza, ni ellos mismos podrán protegerse. Es imposible que una sociedad esté a salvo si es desangrada por sus propios hijos. Pido a Dios que todo diálogo, planes y operativos, aunque tardíos, muy tardíos, cargados de culpa y hasta complicidad, les permitan mirarse un día en los ojos de Maya y encontrar el perdón que ellos nunca podrán darse a sí mismos. 

LOS HIJOS DE LA REVOLUCIÓN, MATAN. Los presos políticos y los perseguidos son víctimas de la necesidad de sobrevivir que tiene el poder rojo, para lo cual se ha suspendido la vigencia de la Constitución y de las leyes.  Alguna vez un prócer chavista le dijo que "si la ley y la justicia entran en contradicción, la justicia debe prevalecer sobre la ley"; es decir, traducido del idioma chavista, si la ley se opone a lo que yo considero que hay que hacer, al demonio con la ley.

Como es obvio la Constitución no permite la arquitectura de un poder brutal, dictatorial y total, de allí que su violación no solo sea posible o conveniente sino imprescindible. Es lo que permite a su Alto Mando convertir una institución como la militar en una pandilla política y es lo que allana el camino para que no exista sanción de ninguna naturaleza sobre los que violan las leyes, todo recubierto de la retórica según la cual las desviaciones de la ley son el indeseable subproducto de la pobreza, del capitalismo, del imperialismo o del Pacto de Punto Fijo.

Al desintitucionalizarse el país se ha institucionalizado el delito como acto de justicia -quien no robaría para darle de comer a su hijo, dijo el finado-. A lo cual se puede añadir que dentro de esa lógica es válido preguntar quién no empuñaría armas si hay que defender la revolución o quién no distraería unos reales si hay que acumular para la época de vacas flacas. Sobre esta lógica se ha instalado el crimen, el narcotráfico, la corrupción y el Estado mafioso.

El asesinato de Mónica y Thomas es cierto que es uno entre decenas de miles, pero tiene un simbolismo particular porque la actriz es reconocida y fue muy apreciada personal y profesionalmente, además de ocurrir el crimen en un momento de indignación social creciente. Pero esas muertes, al lado de tantas otras, expresan la impunidad frente al delito que nace del irrespeto básico a la ley que un régimen como el actual cultiva con deleite. 

Por cierto, una buena parte de estos que asesinan eran niños que se convirtieron en adolescentes y jóvenes dentro del bochinche bolivariano. Los asesinos de Mónica y de su esposo tenían 1, 2, 6, y 11 años cuando llegó este régimen. Son parte de los resultados de la sociedad que el régimen creó. Es su evidencia y su fracaso. Un régimen fundado en la ilegalidad, con un mandatario ilegítimo, no es más que la expresión de una sociedad en la que han desaparecido las normas reguladoras de la vida social. El crimen cotidiano es la otra cara del crimen de las mafias que controlan el Estado.

Una sociedad no puede escoger a dedo los delitos que combate: si no combate todos no combate ninguno. Y hoy no se combate ninguno!!!!!!!!!


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