domingo, 5 de mayo de 2013

La impugnación no es manipulable



Escribo tantas veces y por años  sobre este escenario final,  que nos provoca solo reeditar lo que pronosticamos  sobre esta suerte  irremediable de un régimen basado en el abuso y la mentira.

Pero nunca imaginamos que en el camino se quedara el máximo hacedor de  esta calamidad histórica y menos que dejara como albaceas a  este pobre  equipo de arrogantes de tan ridículas incapacidades,  que  no les quedó más alternativa  que desnudar su abyecta sumisión a los Castro, convirtiéndose  solo en procónsules de pacotilla de  esa mazmorra social caribeña y de ñapa pretender  que nuestro país de rebeldes, informales y libertos se transforme en misera nación de indigentes postrados, sumisos y alineados en las colas de la vergüenza  como las que imperan en la tiranía cubana, con la mano extendida para recibir el irrisorio y menguante  sostén del régimen.

Pero he aquí que llegamos a un punto en que la mayoría no solo se expresó electoralmente,  sino que reclamó su victoria con un amenazante protagonismo,  que hasta asustó a algunos de sus propios convocantes,  que por años  fueron cultores de una paciencia infinita plagada de sumisiones al chavismo.

Celebremos entonces  que ahora nos encontramos  ante  unas definiciones claras de los campos políticos, donde uno representa  la democracia y legitimidad de liderazgo y el otro la usurpación, el fraude, la violencia fascista y la ya desnudada demagogia, que no puede sostenerse  siquiera   como régimen basado en precarios consensos  y que se tentó con pasar a otro sostenido  sobre  el atropello,  ahora  visible ante la comunidad internacional  que  transita desde la alcahuetería  para con el mecenas venezolano,  a un situación de distanciamiento e incluso a ríspidas recriminaciones, que  abrirán paso al desconocimiento abierto.

Mientras la oposición venezolana se mantenga en el terreno del desconocimiento  al régimen usurpador no hay divergencias  que no  puedan y deban  ser   subsumidas  y  reducidas  al mínimo,  para presentarnos juntos  en todas las  tareas de movilización  que obligarán a la salida  del  gobierno irrito de Maduro del escenario y que lleve al reconocimiento del verdadero presidente electo, Henrique Capriles.

La impugnación no es manipulable por el chavismo  porque no espera de ellos su satisfacción, la impugnación expresa la repulsa que solo se saciará  con el cambio de régimen.

Vienen tiempos muy difíciles pero inevitables,  se divisan meses  de cambios bruscos  a pesar  que su antesala  solo presagie  esclavismos de un manso pueblo al que estos cacos de la politiquería  terminaron convirtiendo en un volcán de indignados, dispuestos a sacarlos del juego sí o sí.

Pudieron hacer todo completamente distinto pero la codicia y su naturaleza social  lumpen  les llevó no solo al despliegue de  su máxima incompetencia, sino a pretender que  nacieron como los malandros con el derecho a reventar  a sus víctimas,  hasta  que un día  todo se colma y  se cumple aquello de: “no hay mal  que dure  15 años  ni cuerpo que lo resista”.

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