Todas las relaciones internacionales que ha entablado el
gobierno de Hugo Chávez han ido en un sentido unilateralmente beneficioso,
perjudicando altamente a Venezuela. Los ojos del mundo están puestos en
nuestras elecciones presidenciales, ya
que todas las decisiones que aquí se tomen repercuten de alguna manera a Países
vecinos, así como quienes de nuestras fronteras estén más alejados.
El presidente Chávez ha subestimado la candidatura de
Henrique Capriles Radonsky, hasta el punto de verlo y asumirlo como un
candidato minúsculo, como un débil contendor; pero la realidad y lo que
profundiza la preocupación de este gobierno es que Henrique Capriles a lo largo
del desarrollo de la campaña electoral, ha levantado mucho más que votos, ha
levantado una matriz de opinión internacional y nacional, ha convertido el
momento electoral en un hecho histórico sin precedente, ha sabido aprovechar la
coyuntura para exacerbar sus propuestas como soluciones viables y urgentes para
los problemas que el mismo ha puntualizado.
Hoy Henrique Capriles se encuentra reunido con Santos, el
actual presidente de Colombia, lo que avala lo anteriormente dicho, y una relación
que se está tejiendo, naciendo y mantiene en vilo al actual gobierno.
Chávez se siente conforme con el aumento de la cantidad de
empleados públicos, pero no hay mayor atraso que ese; la medida más comunista es colocar a la mayor
cantidad de ciudadanos posibles a depender directamente de un Estado. Las
inversiones privadas, las aperturas a inversiones internacionales, así como el
emprendimiento nacional, y las oportunidades para los venezolanos son menester
para garantizar el progreso de un País. Es así como evidentemente lo comprende
el mundo, y aunque no aspiramos a la injerencia, ni nada por el estilo es
preciso decir que hemos logrado que el mundo reconozca un liderazgo en Henrique
Capriles, próximo presidente de Venezuela, y también estamos demostrando que
Capriles será un presidente que mostrará cómo se pueden mantener relaciones
diplomáticas con otros Países, con nivel y dignos acuerdos, sin la necesidad de que nuestro pueblo sufra
o sean descuidadas sus necesidades.
Mientras la aspiración de Chávez es mantener económicamente
al mundo, y usar nuestro dinero para comprar amigos. La propuesta de Capriles
es mantener relaciones y entablar acuerdos siempre y cuando los beneficiados en
un alto porcentaje seamos los venezolanos.
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