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Además de ser el estuario más grande de Suramérica y Latinoamérica, con 13.820 kilómetros cuadrados, y una de las zonas de mayor riqueza petrolífera del mundo, esconde —tras un velo de prejuicios (contaminación, lemna, desechos petroleros, áreas afóticas, entre otros)— un sinfín de atractivos en sus costas y bellezas naturales dignas de aprovechar para una recreación diferente.
En compañía de efectivos del Destacamento de Vigilancia Costera 903 de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), a cargo del coronel Luis Rall Villalobos, comandante del Destacamento,se recorrió la costa que bordea gran parte del reservorio. En diferentes embarcaderos turistas y propios de la entidad se montan en lanchas, motos de agua, o transporte lacustre comercial para conocer, a fondo, qué existe más allá del imponente Coquivacoa, el mismo que es considerado como un mar interior por estar conectado por un estrecho al Golfo de Venezuela y de ahí al Mar Caribe, y que en medio de su reposo permite, desde casi cualquiera de sus puntos, la vista de la impetuosa Maracaibo.
Que bella quedo esta fotografía de mi amada ciudad Maracaibo...
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