
Luego estos populistas disfrazados de salvadores, con mucha precisión arponean esa misma democracia, hiriéndola de muerte y así comenzar a darse la Constitución que mas les convenga, al mismo tiempo que redactan y promulgan, irregularmente, una hilera de leyes acomodadas a sus ideas deleznables para apoderarse de las instituciones de un Estado que debilitan, dejándolo sin base jurídica, sin separación de poderes, pero sí, con un aparataje manipulado por los jerarcas comprometidos con la dictadura, que comenzará a establecerse para que el caudillo, suerte de falso mesías, sea la deidad de un pueblo al que le cantarán estribillos edulcorados que le resultaran atractivos al principio, pero luego de unos años, experimentarán las amarguras que arrastra en sus entrañas, semejante esperpento populista.
Al momento que escribo estas líneas, Juan Guaidó finaliza un exitoso recorrido por Europa y América, dejando claramente caracterizado el régimen encabezado por el dictador Maduro. Es una “Corporación Criminal”, ha sostenido Juan Guaidó, fincado en argumentos sólidos. No sólo pedimos apoyo para superar esta desgracia incubada en ese maléfico proyecto populista, sino que presentamos nuestro patético caso como un espejo en que deben mirarse los líderes políticos y los pueblos de las naciones visitadas por Guaidó.
Que tengan clara la advertencia esos países, incluso aquellos que disfrutan de democracias estables que han generado progreso para sus ciudadanos, porque "el diablo anda suelto" y se aprovecha de las debilidades de los gobiernos de turno, fomentando diferencias que dejan heridas para luego beber del desangramiento de instituciones nobles que socavan para treparse sobre las ruinas de la democracia.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar