lunes, 16 de junio de 2025

¿Guerra económica o guerra contra la realidad?


Según fuentes oficiales e independientes, a principios de este siglo XXI, el Estado venezolano concentraba 70% del valor en dólares de toda la propiedad no residencial

existente en el país, es decir, aquella que se destina a la producción y generación de bienes y servicios (la que no incluye a los activos inmobiliarios que sirven de residencia a sus dueños). Más de dos décadas después, el Estado elevó ese porcentaje a más de 80%; en consecuencia, el sector privado en Venezuela sólo tiene en su poder aproximadamente  20% del valor de la propiedad no residencial asentada en nuestro territorio.

A principios de la presente centuria, el gasto público consolidado del Estado representaba 25% del Producto Interno Bruto nacional y para el año 2024 este gasto constituyó más de 50% del PIB. En 1998, 73% de las divisas que ingresaban al país los generaba el sector de los hidrocarburos a través de PDVSA y otras empresas estatales con vocación exportadora. En el año 2024, 95% de los ingresos externos de la nación, los producía el petróleo. En 1998 la nómina de personal al servicio del sector público pasó de emplear  15% de la población económicamente activa a más de 30% en la actualidad, ciertamente con ingresos muy precarios.

Sustentado en el control patrimonial y monopólico que ejerce históricamente sobre la industria y la renta petrolera, el Estado Venezolano  es propietario mayoritario de acerías, cementeras, compañías de almacenaje en frío, centrales azucareros, industrias lácteas, complejos de fabricación de aluminio, industrias extractivas de hierro, bauxita y otros minerales, Cavim, Edelca, Corpoelec, Electricidad de Caracas, empresas de suministro de agua, de gas, de distribución  y transporte de combustibles, estaciones de servicio, empresas papeleras, de válvulas, de producción de pasta de tomate, de bancos, líneas aéreas, hoteles, flotas autobuseras empresas de telefonía básica y celular, canales de televisión, de radio, de silos, hatos, fincas y haciendas . 

Todo este inmenso poder económico constituido por las empresas mercantiles de propiedad estatal que existen en el país, está en manos de una sola persona: el Jefe del Estado o el Presidente de la República como administrador que es de la Hacienda Pública Nacional. El resto, un escaso 20% del valor de la propiedad en Venezuela es de carácter privado, en el área formal e informal de la economía y está en manos de millones de conciudadanos, que viven de los frutos que generan esas propiedades, grandes, medianas y pequeñas.

Ante esta evidencia nos asaltan dos preguntas: ¿cómo sería Venezuela si la relación entre propiedad pública y privada fuera inversa a la que existe hoy? ¿No habría mayor oferta de puestos de trabajo y empleos mejor remunerados?

El Estado venezolano, al concentrar tan impresionante cantidad de riqueza, tiene a su alcance una gigantesca capacidad de avasallamiento sobre la sociedad. El sector estatal en Venezuela ejerce control patrimonial sobre una inmensa mayoría de medios productivos. Esta relación Estado, economía, sociedad, permite que los gobiernos controlen la base material del país, es decir, la riqueza.

No se trata de estar en contra del Estado, cuyo poder debe ser limitado pero fuerte en sus áreas de competencia, a saber: educación, salud, infraestructura, seguridad y defensa. Una cosa es el desempeño de un Estado moderno y otra cosa el estatismo.

Los recursos económicos son por definición escasos, por consiguiente, la sociedad debe tomar una decisión. Un Estado hipertrofiado y gigantesco le resta recursos al sector privado de la economía y viceversa, ya que uno crece a expensas del otro. En ese sentido, hay que buscar un equilibrio y que ese equilibrio sea funcional y estable.

No estamos hablando sólo de la propiedad privada, sino que además de todo el sistema productivo y de intercambio comercial que mueve la economía, existan también instituciones públicas (no sólo gubernamentales) a partir de las cuales se garantice a los ciudadanos, bajo el imperio de la Ley, operar de manera independiente y autónoma del poder discrecional de los gobiernos, para crear las condiciones materiales que le permitan disponer de los medios económicos suficientes que fomenten su bienestar.

Cada medida gubernamental destinada a interferir arbitraria y discrecionalmente sobre el sistema de precios y de libre empresa mediante la aplicación de controles y regulaciones, derivará rápidamente en la necesidad de aplicar otras muchas medidas más, de igual naturaleza y de carácter complementario, hasta llegar a un punto de no retorno: Esa es la naturaleza de los modelos estatistas. Basta con consultar el libro 4000 años de controles de precios y salarios para escarmentar sobre tales conductas.

Nos dicen que el país enfrenta una guerra económica cuando en verdad, muchas políticas públicas desarrolladas desde el Ejecutivo representan más bien una guerra contra la realidad.

Todo esto ha traído destrucción de riqueza, desaparición de empleos productivos, escasez, desabastecimiento y desde luego inflación. Tal vez sea indicado en este momento recordar las palabras de Arturo Uslar Pietri pronunciadas durante la instalación de la Escuela Libre de Ciencias Económicas y Sociales el 28 de octubre de 1938: “Resulta absolutamente bizantino ponerse a discutir sobre la conveniencia de que el Estado intervenga o no en nuestra vida económica. El hecho es que el Estado interviene y está interviniendo en nuestra vida económica, porque nuestra vida económica no es sino un reflejo de la riqueza del Estado”.

La fuga de los asilados


 Sorprendido, zarandeado y desmoralizado ha quedado el régimen dictatorial de Nicolás Maduro una vez que se confirmó la espectacular fuga emprendida por los rehenes que estaban encarcelados en la sede diplomática de Argentina, en la ciudad de Caracas. Recordemos que en marzo de 2024, seis opositores venezolanos, todos vinculados al Comando Con Venezuela y 5 de ellos al partido Vente Venezuela de María Corina Machado, ingresaron a la residencia del embajador de Argentina en Caracas, tras ser acusados por la dictadura de Maduro de “participar en actividades desestabilizadoras, específicamente un supuesto complot para atentar contra el presidente”. Estos asilados fueron: Magalli Meda, Pedro Urruchurtu, Omar González, Humberto Villalobos, Claudia Macero y el exministro Fernando Martínez Mottola, lamentablemente fallecido.

El gobierno argentino, bajo la presidencia de Javier Milei, otorgó asilo político a estos opositores, reconociendo el riesgo que enfrentaban. Sin embargo, las autoridades venezolanas negaron salvoconductos para que los asilados pudieran salir del país de manera segura, lo que generó un impasse diplomático. La Embajada de Argentina se convirtió en un refugio temporal, pero también en un punto de tensión, con reportes de vigilancia constante por parte de fuerzas de seguridad controladas por el ministro Diosdado Cabello, y cortes intermitentes de los servicios de agua potable, electricidad, alimentos y medicinas. La verdad es que Maduro se colocaba de espaldas a los acuerdos internacionales que garantizan derechos para los asilados y los redujo a rehenes, al mismo tiempo que la sede diplomática fue trastocada en una cárcel de la que había que buscar la manera de fugarse y eso fue lo que hicieron estos héroes venezolanos.

Este es otro capítulo victorioso de los ciudadanos venezolanos que no han cesado de luchar, superando todo tipo de escollos y hasta los desalientos y frustraciones que, una que otra vez, han sido dirigidos para intentar desmontar el ánimo indispensable para perseverar ante una tiranía arbitraria como esa que jefea Maduro. Hoy Maduro acusa este otro espectacular golpe cívico, que se suma al que le propinó nuestro pueblo el pasado 22 de octubre de 2023, haciendo posible la realización de la epopeya de la elección primaria en la que María Corina Machado salió airosa, dejando atrás el siniestro esquema mediante el cual el régimen controlaba las cartas de juego en el tablero de la confundida oposición. Desde entonces María Corina ha impulsado una estrategia que apunta a lo medular, lograr la definitiva libertad de Venezuela. Luego surgió el capítulo protagonizado por Edmundo González y ambos hicieron posible la hazaña del triunfo contundente del 28 de julio pasado que el dictador maduro pretende robarse.


El “todopoderoso régimen” ha quedado “en pelotas” ante los ojos del mundo. Bien se sabe que la herramienta de la que se vale esa dictadura, para sostenerse en la usurpación de los poderes públicos, es su sanguinario aparataje policial, que ahora fue penetrado y por lo tanto burlado para hacer posible que los asilados lograran lo que ha sorprendió a un iracundo Maduro, que busca una explicación razonable entre sus más cercanos aliados. Ellos no tienen nada creíble que decir. Tratan de instalar en el imaginario de la opinión pública una falsa narrativa que se ha desplomado por el propio peso de la mentira. ¡No hubo negociación alguna! El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, que había asumido temporalmente la representación de los intereses argentinos en Venezuela tras la ruptura de relaciones diplomáticas entre Caracas y Buenos Aires, confirmó que no se emitieron salvoconductos, reforzando la narrativa de una fuga no autorizada. A esa declaración oficial del gobierno del presidente Lula da Silva, vale la pena agregar la de los gobiernos de Estados Unidos y de Argentina, ambos solidarios con esta jornada de liberación, resaltando el carácter de “extracción exitosa de la misma”. Y no podía ser de otra manera. Esas acciones forman parte del derecho y de la obligación moral de un ser humano víctima de un secuestro. Recuperar la libertad es su obligación. Además, lo hacen en terrenos de una tiranía en la que no se respetan los derechos humanos, no hay autonomía del poder judicial, y en donde las policías son pelotones que se disponen apara perseguir  a los disidentes, esbirros que proceden amparados en un régimen bárbaro, perpetrador de crimines de lesa humanidad en el marco del tenebroso desarrollo de un Terrorismo de Estado.

Bufones del régimen, como Diosdado Cabello, “jefe” de los servicios de seguridad de la dictadura, han quedado contra la pared. Hoy, el arrogante y sarcástico Diosdado, es blanco del dedo acusador de sus propios socios de la corporación criminal que integran.  Han puesto a correr el ruidoso término de “culpable” de esa penetración de sus propios sistemas de inteligencia policial. Diosdado está descolocado. Intenta, infructuosamente, llevar este desastre que lo hunde en el fracaso, al terreno del humor en su parodia televisiva. Insólitamente se cree capaz de imitar las habilidades de George Harris, de Emilio Lovera, de Laureano Márquez o de Rafucho, el maracucho. ¡Pero qué va! no tiene talento, sino demasiada maldad.

Por otro lado, María Corina luce adornada por la certeza. Habla y argumenta con la apreciable y firme convicción de que dice solo la verdad y toda la verdad. No deja espacio para incertidumbres, menos para la duda, porque cada frase que sale de su boca da lugar a la fe en sus palabras como si estuviera reafirmando lo que es incuestionablemente real: “el sol sale todos los días”.


Abg. Felix Matos

miércoles, 23 de abril de 2025

Cachicamo llama a morrocoy Conchuo

 El Dictador Nicolás Maduro aseveró que el salvadoreño, Nayib Bukele, es «un violador de los derechos humanos, un violador serial de la libertad, de la dignidad de los seres humanos y al trato justo» y exigió que libere de inmediato a los 252 migrantes venezolanos encarcelados en en ese país. Asi vemos como cachicamo llama a morrocoy conchuo...

Por primera vez Nayib Bukele reconoció que tiene a 252 venezolanos en cárceles, sin juicio, sin derecho al debido proceso y a la defensa. Además, se niega a dar fe de vida de cada uno de ellos», mencionó Maduro, quien le aconsejó al salvadoreño que «abandone el camino de la desaparición forzosa, que responda al cuestionario del fiscal general de Venezuela, de fe de vida de todos los secuestrados, que indique cuáles fueron los supuestos delitos que cometieron».

Por otra parte el (Titere) Fiscal  Tarek Willian Saab destacó que el debate mundial entorno a la desaparición forzosa de los 252 migrantes venezolanos que «están secuestrados, no se les ha permitido acceso a una llamada para sus familiares (…) a los abogados salvadoreños que han sido contratados por sus familiares, ni a ningún organismo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (…); porque no hay ningún delito allí, están sencillamente secuestrados.

El domingo, Bukele propuso a Maduro un acuerdo humanitario que contempla canjear a 252 venezolanos deportados y encarcelados en el Centro de Confinamiento del Terrorismo por la misma cantidad de presos políticos recluidos en Venezuela, una oferta que el chavismo Nicolás Maduro calificó de ilegal y abusiva.

En este sentido, el Ministerio de Relaciones Exteriores (de El Salvador), traslada formalmente una propuesta de repatriación total de los 252 ciudadanos venezolanos detenidos, condicionada a la liberación y entrega, por parte de Venezuela, de un número igual (252) de personas privadas de libertad por razones políticas en territorio venezolano», indica la nota.

Añade que esto incluye la liberación de 50 ciudadanos de distintas nacionalidades, como estadounidense, alemana, dominicana, argentina, boliviana, israelí, chilena, colombiana, ecuatoriana, española, francesa, guyanesa, neerlandesa, iraní, italiana, libanesa, mexicana, peruana, puertorriqueña, ucraniana, uruguaya, portuguesa y checa.

De considerarse viable esta propuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores (de El Salvador) expresa que se está en disposición de habilitar los canales necesarios para coordinar técnicamente los mecanismos de implementación de esta operación, garantizando su ejecución eficaz y segura, subraya la misiva.

Bukele, además, cuestionó a Maduro en ese mensaje en X: «¿Le pareció justo un intercambio de 30 por 1, pero rechaza ahora una propuesta equitativa de 1 por 1?, ¿No fue usted quien afirmó que haría ‘todo lo que fuera necesario’ para lograr la liberación de los venezolanos detenidos en El Salvador? ¿Quiere decir entonces que estaba mintiendo? ¿Fue un simple espectáculo mediático la recepción en Miraflores a los familiares de los detenidos?

NO PUEDE SER
Para estas deportaciones, la administración del presidente estadounidense Donald Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, utilizada solo en tiempos de guerra, y que el régimen madurista tilda de anacrónica.

La aplicación de esa ley derivó en un choque de poderes entre la administración Trump y las cortes estadounidenses, mientras abogados de varios de los venezolanos deportados con ese mecanismo han negado las acusaciones de que sus clientes pertenecen a la banda criminal Tren de Aragua.


Abg. Felix Matos


Nueva guerra fría o paz calurosa?

 Cuando Rusia y China de manera interesada salen en apoyo y defensa de un régimen dictatorial como el venezolano, apoyado por el narcotráfico y el terrorismo internacional, en oposición a los Estados Unidos, algunos analistas están pensando que nuestro país pudiera ser la causa de una nueva “Guerra Fría” al comienzo del siglo XXI.

La primera, fue el conflicto entre las potencias triunfantes de la II Guerra Mundial que adoptaron sistemas políticos contrapuestos: EEUU y URSS. Hoy, es evidente el interés de Rusia y China (herederos del totalitarismo marxista) no por salir en defensa de un régimen fracasado y corrupto, sin interés ideológico para ellos, sino por desplazar a Venezuela en el mercado petrolero. Y en última instancia, por salvaguardar sus intereses por la gran deuda que un país en bancarrota tiene con ellos. 

Rusia, por ejemplo, se está beneficiando ampliamente de las sanciones que EEUU está imponiendo al régimen de Maduro y está exportando petróleo a ese país, tradicional mercado venezolano. Además, está metiendo la mano en la decaída producción venezolana para ver cómo se beneficia. Pero de allí a que estos países se enfrenten a EEUU en una nueva “Guerra Fría” hay un gran trecho. Rusia ya no es la poderosa URSS del siglo pasado en su apogeo militar y político. Hoy  es solo un país con ínfulas imperiales, pero con un PIB per cápita que deja mucho que desear, que solo remata lo que heredó de la vieja URSS. 

Por la ayuda interesada dada a Maduro, ya empresas rusas como Rosneft Trading han comenzado a recibir sanciones de EEUU que pudieran incrementarse y extenderse  a otras, hasta llegar a la empresa matriz. Será cada vez más difícil que inversionistas norteamericanos indispensables para proyectos rusos se hagan presentes. Por su parte, la recuperación de China dependerá de la reactivación de su comercio bilateral con EEUU, que es del orden de los 820 mil millones de dólares al año, proceso que pudiera verse afectado por la presencia inesperada del coronavirus. 

¿Va China a arriesgar todo ello, por defender al régimen de Venezuela? Además, ya China para dejar clara su posición con respecto a nuestro país, desde hace cierto tiempo había suspendido su crédito y compras de petróleo a Venezuela, así como sus planes de inversión. Solo le interesa cobrar sus deudas aunque sea con barriles de petróleo. Por todas estas razones, ni Rusia ni China van a rasgarse las vestiduras por el régimen de Maduro. 

Por ello, antes que una nueva “Guerra Fría”, lo que debería propiciarse con la ayuda de la Comunidad Internacional, es una “paz calurosa”, en la que Rusia, China y EEUU, en conjunto con los venezolanos, acuerden una salida pacífica a la crisis sin precedentes que vive Venezuela. En el país ya comenzó la cuenta regresiva de la dictadura. A ella se agregó también la India que no seguirá comprando petróleo venezolano para sus grandes refinerías. La dictadura ya no tiene dónde almacenar petróleo crudo, y ya no puede refinarlo internamente. Todo indica que el régimen perecerá ahogado en su  “oro negro”, mientras busca oxígeno en los negocios ilícitos del “oro de sangre” y las drogas.

Llegó entonces la hora de que el pueblo venezolano ejerza la soberanía manifestando sus aspiraciones y participando activamente en el fin del gobierno usurpador de N. Maduro. Solo así y con un nuevo CNE inobjetable, debe procederse en primer lugar a las elecciones presidenciales y en segundo lugar a la renovación del resto de los poderes públicos establecidos en la Constitución.

Únicamente de esta manera la libertad, la democracia, el Estado de derecho, la justicia, la República y el pluralismo político reaparecerán en nuestro país y será posible el desarrollo de la persona humana y el respeto a su dignidad, que debe ser el fin primordial de toda sociedad humana. Por todo ello entonces, rechazamos cualquier guerra, fría o caliente, pues solo requerimos una calurosa paz que haga posible la promoción de la prosperidad y el bienestar del pueblo venezolano.

Imperio y Reguetón

El mayor éxito cultural de América Latina (si se entiende por éxito y cultura los billboards de todo el mundo en la última década), es la esencia, el precipitado del más fiero imperialismo ideológico


 Con Trump en Washington nos toca a los países pequeños escoger imperio, decía este lugar en el artículo anterior. El menú imperial de hoy incluye a Estados Unidos y China; mañana a lo mejor Rusia y Europa también.


Así sea fatalidad caer en manos de un imperio, lo que siempre queda de libertad es la cultura, el pensar, el ser de cada pueblo. La eterna lucha entre la propia y la mentalidad colonial, un término que ya es de uso general (como en la imprescindible lectura Nuevo Mundo y Mentalidad Colonial de Rafael Tomás Caldera).


Sí se puede seguir siendo, aún entre cadenas, sean de oro o de acero. Hasta la provincia más pobre y periférica puede ser independiente en su corazón, como aquella Judea del comienzo de nuestra era frente al imperio romano; o como Polonia, que ni existía políticamente, descuartizada por las grandes potencias europeas por varios siglos; inclusive cabría preguntarse ¿cómo como México, Venezuela o Perú durante el Imperio español?


La pregunta es muy pertinente, porque lleva a las raíces de las que nació el proyecto que es, sin duda, el momento de máxima libertad política de Venezuela: la época de la gran Colombia, época que se prolongó, digamos con menos certeza, hasta 1848. Hasta mediados del siglo XIX, tuviésemos o no independencia política, éramos más nosotros que otros, menos coloniales que cuando Guzmán Blanco se vestía de mariscal francés o Gómez le entregaba Venezuela a Mr. Danger en concesión.


Mucho antes de Trump, la globalización ya producía un mundo culturalmente tan homogéneo, tan igualado, que este regreso a un mundo de varios bloques parece una reacción. La globalización produjo gigantescos beneficios: nunca antes en la historia humana tantos miles de millones de seres salieron del hambre y de la miseria, en China y la India sobre todo, y mejoraron tanto las condiciones alimenticias y sanitarias como entre 1990 y 2010. Pero también dejó atrás un imperialismo cultural mundial, que ha venido anulando pueblos y naciones dejando en su lugar a Karol G.


Karol G, el reguetón es donde la colonización de las mentalidades tiene su expresión más gráfica y evidente. El mayor éxito cultural de América Latina (si se entiende por éxito y cultura los billboards de todo el mundo en la última década), es la esencia, el precipitado del más fiero imperialismo ideológico. Un producto colonizador hecho en las mismas colonias, las más periféricas, para terminar de colonizarlos a todos.


El reguetón es sociológicamente fascinante. Sin melodía ni armonía, y un ritmo más simplón aún que el del disco, sin ningún artista de talla (¿Bad Bunny, quizás?), con letras más bien onomatopeyas o gemidos; se ve, se oye y se baila en Madrid, Moscú y Tokio por igual. Sobre todo se ve, es una música visual.


En los videos, letra, ritmo e imagen se repiten idénticos de una pieza a otra y podrían resumirse con una palabra: consumo, consumo puro y duro. La vida como mercancía, la misma mercancía. Al mismo nivel los cuerpos de mujeres, muchas para cada macho, los carros de lujo y las guayas (de oro, valga la redundancia) también muchos para cada uno. Una vida sencillamente inalcanzable, pero menos aún propia. Porque es la misma para todos, aunque ninguno la pueda vivir. No un ideal, sino un espejismo.


Ese imperio cultural ya nos conquistó, pero podemos liberarnos. Hay libertadores, se acaba de morir uno, Mario Vargas Llosa.